Mientras los ojos de miles de personas se centraron en la Huamantlada, a 16.5 kilómetros de ahí, el municipio de Tocatlán tuvo su propia capea, la llamada “Tocatlanada”.
No emulan ni la comparan, cada una tiene su propia historia, riesgo y emoción, pero eso sí, comparten el gusto de ser “toreros” por un día y disfrutar de la adrenalina en los circuitos.
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Ahí no sueltan toros, sólo vaquillas, que en más de una ocasión pegaron un susto a los corredores en un trayecto de unos 500 metros por la calle Benito Juárez.
Fueron cuatro reses de la ganadería García que soltaron una por una para el deleite de los participantes y el padecer de los animales que resbalaban sobre un adoquín disparejo.
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Cerca de dos horas duró la capea callejera sin que hubiera reportes de lesionados, evento que estuvo resguardado por elementos de Protección Civil municipal, a cargo del paramédico Porfirio González Gutiérrez, quien estuvo respaldado por sus homónimos de Tlaxco y Tetla de la Solidaridad.
El evento programado a las 12:00 horas se demoró y comenzó alrededor de las 13:00 horas, cuando el primer cajón fue abierto por los caporales para dejar “libre” por unos minutos a la primera vaquilla.
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Para entrar en “calor” se soltó la res más joven, menos peligrosa para los corredores, pero aun así dio sobresaltos a los “torerillos”, que buscaban la embestida del pequeño astado, que por su instinto reacciona en defensa bajo la teoría del depredador, esto es, su acometida ante todo lo que le provoque.