En la víspera del Día de la Virgen de Guadalupe miles de peregrinos de diferentes entidades del país comenzaron a visitar la basílica católica. De regreso por territorio estatal, las familias tlaxcaltecas les hacen la carga sagrada menos pesada y sobre carretera les llevan alimentos y bebidas.
También hay familias que ofrecen a los guadalupanos alojamiento y alimentos. Como Alan, propietario de un hotel en el municipio de Totolac quien se identifica con este grupo de peregrinos. “Soy ciclista y admiro a estos jóvenes que vienen de tan lejos a visitar a la Virgen del Tepeyac, nosotros contribuimos con ellos y no les cobramos la estancia”, afirmó a este Diario.
Dijo que cada año desde el mes de noviembre pasan cientos de mexicanos hacia la Basílica de Guadalupe y les brindan las mismas atenciones a los que lo solicitan.
Gilberto es propietario de un acuario en la comunidad de Tizatlán, municipio de Tlaxcala, y también apoya en su local para que los guadalupanos guarden las imágenes de fibra de vidrio, mientras pasan la noche en una habitación segura.
Desde el primero de noviembre cientos de indígenas provenientes del Sur de México participan en peregrinaciones hasta el Cerro del Tepeyac. Los mayas se diferencian de los demás, porque recorren en bicicleta dos mil 600 kilómetros en un tiempo aproximado de 40 días con sus noches. Son mil 300 kilómetros desde Chonchalá, Yucatán hasta la Ciudad de México, cuando es ascenso carretero caminan, cuando es de bajada el avance es mayor.
Pedalean sus bicicletas de montaña de sol a sol, desde que amanece hasta que oscurece, de ida van en busca de fe, de regreso, cargan en sus espaldas hasta 25 kilogramos de peso de las imágenes.
En el camino no claudican ante la lluvia, calor extremo o las bajas temperaturas; pasan descompensación de oxígeno y enfermedades respiratorias, pues del nivel del mar suben a los dos mil 600 metros de altitud al pasar entre los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl.
Ellos atraviesan pueblos y ciudades expuestos al peligro, entre baches, sorteando su vida en las carreteras por el paso de los transportistas de carga. En sus manubrios cuelgan un rosario o una imagen de la Virgen de Guadalupe que -aseguran- los protege de todas las adversidades en el camino.
En la página de Facebook El Rincón Guadalupano los peregrinos se comunican para pedir posada, agua y alimentos en cada población cuando oscurece.
NIÑO MAYA CUMPLE PROMESA
A los trece años de edad, Antonio, un indígena maya cumplió la primera travesía hasta la Basílica de Guadalupe, ahora que tiene 17 años se hace acompañar de Miguel, un paisano que vive en Chochalá de los Venados, estado de Yucatán, donde predominan las bicicletas. “Le venimos a agradecer a nuestra virgencita que nos da salud, llevo seis imágenes para mi pueblo, allá las voy a regalar a las familias que lo pidan, dicen que un santo regalado es más venerado, ya cumplí mi promesa”.
Miguel cumple 27 años de peregrinar en bicicleta, “solo los años de pandemia del Covid-19 no fue posible estar con la madre de Dios, agradecemos todo el apoyo que nos dieron para alojarnos en el Hotel El Ángel de Tlaxcala y a la familia Valdez Juárez que nos brindó la cena y el desayuno”.