Entre los dos mil 100 habitantes que tiene la población de San Juan Quetzalcoapan, municipio de Tzompantepec, Arcadio Rodríguez Pérez era el hombre más querido, venerado y respetado.
Curar a enfermos mediante la quiropráctica y “limpias” fue a lo que se dedicaba desde que detectó el don que tenía; por sus buenas acciones, la gente le puso de sobrenombre de “brujo”.
Ayer, el pueblo de San Juan Quetzalcoapan le dio el último adiós después de dos días en velación, y lloró su partida.
En la víspera, Tito Cervantes Zepeda, secretario de Gobierno, y Arturo Rivera Mora, alcalde de Tzompantepec, montaron una guardia de honor y le rindieron un homenaje póstumo.
En medio de un dispositivo de seguridad, familiares, compadres y amigos de Arcadio Rodríguez y su esposa, salieron con los féretros de su domicilio, ubicado en prolongación Reforma de esa población, hasta la iglesia de San Juan Quetzalcoapan.
El templo católico fue insuficiente para albergar a quienes por última vez lo visitaron desde diferentes puntos del país.
La policía rural y soldados formaron una valla en el atrio de la iglesia y en el panteón; el repique doble de campanas y la música de viento acompañó el funeral.
“Aquí están todos los que creían en él, nuestro curandero de cabecera que sanaba todo”, expresó Abel Barba, uno los cientos de compadres que dejó.
EL ÚLTIMO LANZAMIENTO DESDE EL MONTÍCULO
Arcadio Rodríguez no solo se dedicaba a la política, sino que sanaba a enfermos, sembraba maíz, cuidaba el bosque y patrocinaba el beisbol.
Junto con sus hijos José Mateo y Rosalío y algunos refuerzos, conformó una novena exitosa llamada Gigantes de San Juan, varios campeonatos tuvieron en dos décadas de existencia.
Este domingo al mediodía tenía que jugar su equipo de local, que marchaba en segundo lugar en la Liga Regional, pero tras el fallecimiento todo se acabó.
Antes de que Arcadio Rodríguez fuera sepultado, fue cargado en hombros hasta el centro del diamante de la cancha San Juan, aquella que le dio muchas glorias.
Sus compañeros de equipo le aplaudieron y oraron porque en el cielo siga jugando, pues “era un brillante lanzador en el rey de los deportes, seguros estamos que allá jugarás muchos partidos”.
QUE NOS ENTIERREN JUNTOS
“Que nos entierren juntos/ en la misma tumba/ porque por ahí se rumora/ que nos van a matar/. Si Dios lo permite/ en el cielo y en la tierra/ y allá en el infinito/ nos tenemos que amar”, autoría de Gerardo Reyes, las estrofas fueron interpretadas por un mariachi antes de que los féretros de Arcadio Rodríguez Pérez y Judith Montiel Romero fueran depositados en la misma tumba en el panteón de San Juan.
El primogénito de la familia integrada por tres hermanos (Rosalío, Ivon Jazmín y José Mateo), agradeció las muestras de solidaridad de la gente durante los cuatro días que tardó el funeral.
SE NOS ADELANTA UN GIGANTE
Martha Nava, una mujer de unos 60 años, oriunda de San Salvador Tzompantepec, expresó a este Diario que el curandero “nos hará mucha falta, se nos adelanta un gigante”.
Conmovida por lo acontecido, dijo que siempre acudían al domicilio de Arcadio Rodríguez para recibir un consejo y una “limpia”.
“Era una extraordinaria persona, un gigante en todo lo que hacía, adquirió fama mundial pues ‘salvó’ a muchas personas de amputaciones y hasta de la misma muerte”, afirmó.
SUS PACIENTES
Arcadio Rodríguez tenía pacientes de España, Inglaterra, China, Estados Unidos de Norteamérica y del interior del país; inicialmente daba consultas los días martes y viernes, pero en los últimos meses trabajaba diario.
CIFRA:
10 años después de haber saltado a la fama internacional -enero de 2008- Arcadio Rodríguez Pérez, mejor conocido como el ‘exalcalde brujo’ de Tzompantepec, fue asesinado junto con su esposa.