En Tlaxcala, la tradición del Día de Muertos se vive aún con gran fervor y algarabía, pues entre las personas mayores aún se mantiene la esperanza de reencontrarse, por lo menos una vez al año, con sus difuntos.
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Por tal motivo, la ofrenda es un elemento importante durante este festejo a la muerte. Pan, mole, pulque, dulces y otros alimentos son colocados en el altar junto a la flor de cempasúchil.
En el pueblo otomí de Tlaxcala -Ixtenco- aún se sigue elaborando un pan prehispánico hecho a base de maíz criollo, el cual es colocado en las ofrendas para venerar los muertos y la cosecha del maíz.
Su nombre es tlaxcal, cuyo significado en náhuatl “tlaxcalli” quiere decir tortilla o pan de maíz, una especie de gordita dulce triangular o redonda elaborada con maíz maduro molido, piloncillo, canela y guayaba, cuya masa es cocida en comal.
Doña Angela de 78 años de edad señala que el tlaxcal se elabora durante la temporada de maíz, cuando los elotes alcanzan el tope de madurez, es decir, en su transición de elote a mazorca.
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Indicó que este alimento, además de ser un postre típico de la comunidad, es utilizado también para adornar las ofrendas y altares durante la festividad de Todos los Santos. Anteriormente, por ser un alimento con alto valor nutricional, se usaba por los campesinos para aguantar las duras jornadas de trabajo.
Hoy en día, se sigue consumiendo en los hogares como una golosina o un pan, el cual acompañan con miel y una buena taza de café o atole agrio, esta última bebida también tradicional de Ixtenco.
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