Este día, Felipe N., Rafael N. y Francisco N. fueron nombrados soldados honorarios. En esta ocasión, el programa “Soldado por un día” de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) hizo posible que tres menores pertenecientes a la asociación civil "Niños de Cristal Tlaxcala A.C." hicieran posible su sueño de ser parte de las Fuerzas Armadas, y así conocer algunas de las actividades que los militares realizan todos los días.
Después de la ceremonia cívica en la que recibieron su nombramiento, los tres soldados honorarios, acompañados de sus papás y de integrantes de la asociación civil, conocieron cómo funciona el vivero forestal ubicado en Atlangatepec y la historia de la participación del Arma de Caballería del Ejército que están desplegadas en la frontera del país.
Como parte del recorrido a los niños les fue permitido tripular los diferentes vehículos militares como un Humvee vehículo blindado DNC-1, usar vestuario y equipamiento de los militares, aprender sobre el uso de radios, el funcionamiento del Plan DN-III-E, los primeros auxilios, las tareas de la Fuerza Aérea y conocer los dormitorios de un militar.
Antes el recorrido hecho por los diversos puestos e instalaciones de la 23 Zona Militar, Manuel Ramos Barrera, comandante del Primer Regimiento Mecanizado, expresó que los niños que sueñan con ser soldado representan la esencia del valor y del coraje, al ser el más noble amor a la patria.
Por eso, en este día, personal de generales, jefes y oficiales de tropa que integramos la 23 Zona Militar nos sentimos privilegiados al contar en nuestras filas con tres valientes niños que hoy decidieron dejar a un lado sus juguetes y portar el uniforme de la patria, agregó, acompañado del comandante de la 23 Zona Militar, José Joaquín Jiménez Cueto.
Ahí, dijo a los soldados honorarios Felipe, Rafael y Francisco, que la intención de la Sedena con este tipo de actividades es hacer un reconocimiento de su valor, de su fe y de su constancia, recordándoles que la vida de un soldado no es fácil, que tiene tropiezos y caídas y que no hay peor lucha que la que no se hace.
Continúa leyendo: