Ernesto N. y María N. integran una pareja que, al no conseguir un empleo en Huamantla, se dedica a la recolección de basura en el relleno sanitario de Benito Juárez (población de la comuna) que cumple 40 años de vida.
Para mantener a sus dos hijos que dejan encargados con sus padres, dedican más de mediodía en buscar residuos sólidos que tengan valor en el mercado.
No nos queda de otra, no fuimos a la escuela y el gobierno de Andrés Manuel López Obrador no nos tiene incluidos en los programas,expresó Ernesto N, mientras llenaba un costal de cartón.
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En este lugar, el riesgo a la salud es inminente pues el entorno ambiental está contaminado. Su área de trabajo, es el hábitat de enjambres de moscas, zancudos, cucarachas y ratas, perros y gatos. Contrario a la seguridad de otros empleos, aquí no hay protección.
Todo esto, mientras las autoridades salientes y entrantes, no tienen un proyecto definido para darle solución a este problema.
Los trabajadores no usan guantes ni caretas, los costales de basura, literalmente, sirven como mesas donde ingieren sus alimentos que llevan preparados y, donde una gaseosa, es infaltable.
La maquinaria que se encarga de cubrir con capas de tierra los residuos para su descomposición, está descompuesta, existen dos receptores de lixiviados o jugos que produce la basura que con el calor se evapora.
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Huamantla desecha entre 90 y 100 toneladas diarias al lugar que literalmente ha colapsado. Los lixiviados que escurren al mezclarse con el agua pluvial, generan fétidos olores que penetran las mascarillas protectoras de los visitantes.
Aquí se encuentra de todo, desde residuos orgánicos e inorgánicos, hasta desechos biológicos de hospitales como jeringas, cubrebocas, toallas sanitarias y condones usados.
La gente no tiene conciencia en separar lo que ya no le sirve, mientras que los recolectores municipales, no revisan las bolsas de plástico que reciben de las amas de casa. Y aunque algunas familias separan los desechos en casa, al llegar al tiradero todo se mezcla.
Pero esto, a los 80 trabajadores que integran niños, mujeres y adultos de Benito Juárez, parece no incomodarlos, de hecho, desde hace muchos años, ya se acostumbraron a vivir con y de la basura.
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