/ domingo 24 de mayo de 2020

Para evitar contagios de Covid-19, crece demanda de las parteras

Ofrecen trato digno y respetuoso a las embarazadas

En el segundo bimestre de este 2020, en Tlaxcala aumentaron hasta cuatro veces las visitas a las casas de las parteras tradicionales.

Y mientras que en enero y febrero las parteras revisaban un máximo de tres mujeres por mes, en marzo y abril el promedio fue de 12, cuenta María Blanca Yáñez Montes a El Sol de Tlaxcala.

El motivo, considera, es que durante la contingencia por Covid-19 las mujeres embarazadas no quieren acudir a revisión a los hospitales (ni públicos ni privados) para evitar contagiarse.

Autoridades sanitarias del estado han recomendado a las personas no acudir a los nosocomios a menos que se trate de una urgencia, por lo que el consultorio de doña Blanca, que todos los días limpia y desinfecta, es una alternativa para valorar a una embarazada.

“Yo llevo control mensual de todas las embrazadas que atiendo, una historia clínica completa que incluye medición de talla y de peso; también acomodamos el bebé; checamos la presión arterial y los signos vitales”, expresa.

Blanca considera que los nacimientos fortuitos son como un reto que Dios le pone para reconocer que no hay imposibles /César Rodríguez

En este tiempo de pandemia de Coronavirus, a doña Blanca no solo la buscan por una consulta prenatal, también le piden que las asista al momento de dar a luz.

En abril tenía programado atender tres partos, pero dos embarazadas presentaron complicaciones y las envió a un hospital (particular). Por el momento, ha pactado el alumbramiento de tres más a finales de mayo y principios de junio.

Además de un trato digno, respetuoso y con amor, doña Blanca ofrece instalaciones limpias, y en apego a las medidas sanitarias decretadas por las autoridades del estado ante la pandemia.

A las parteras les encomendaban una responsabilidad de origen divino /CÉSAR RODRÍGUEZ

30 AÑOS COMO PARTERA

Como ocurre con casi todas las parteras tradicionales, doña Blanca aprendió ese oficio empíricamente, al observar cómo lo hacían y apoyar a otras parteras.

Sin embargo, ella no es solo un agente comunitario de salud de la medicina tradicional indígena, pues en 1990 decidió capacitarse con un grupo de parteras del Instituto Mexicano del Seguro Social y después estudió enfermería.

Desde hace más de 30 años conjuga ese oficio y esa profesión para ayudar a la mujer en el parto, y sus conocimientos tienen reconocimiento nacional.

Oriunda de Contla de Juan Cuamatzi, Blanca Yáñez es una de las 41 parteras tradicionales que hay en Tlaxcala /César Rodríguez

Así, además de atender alumbramientos, tiene la facultad de colocar suero vía intravenosa y recetar algunos medicamentos.

A sus 60 años es una partera joven, pues la mayoría de sus compañeras son de edad avanzada que, al igual que ella, ya transmiten sus conocimientos a alguna mujer de la familia.

Oriunda de Contla de Juan Cuamatzi, es una de las 41 parteras tradicionales que hay en Tlaxcala y cuya premisa es tratar a las embarazadas con amor y siempre respetando su pudor y el cuerpo de la mujer.

Blanca considera que los nacimientos fortuitos son como un reto que Dios le pone para reconocer que no hay imposibles /César Rodríguez

En este tiempo de pandemia

de Coronavirus, a María Blanca Yáñez Montes no solo la buscan por una consulta prenatal,

también le piden que las asista al momento de dar a luz

“Nosotros nos abocamos al médico de médicos que es Dios Nuestro Señor, es lo primero que hago aunque no tenga los instrumentos en el momento”


12 partos fue el promedio atendido por doña Blanca entre marzo y abril.

Partería, un impredecible oficio desde la antigüedad

Antes del descubrimiento de América, la partería era considera un oficio impredecible dentro de la estructura social de los pueblos originarios.

Según la Guía para la autorización de las parteras tradicionales como personal de salud no profesional, publicada por la Secretaría de Salud federal (SSA), en la cultura náhuatl era conocida como "Ticitl", término que hacía referencia a un personaje con un amplio reconocimiento social, encargado de brindar cuidado a las mujeres antes, durante y después del parto.

Incluso, señala que cuando las "Ticitl" eran nombradas por un grupo de ancianos ascendentes de sus progenitores, les encomendaban una responsabilidad de origen divino.

Y es que su labor no se limitaba a esas etapas del embarazo y alumbramiento, pues en antaño sus funciones empezaban al casarse una pareja, en donde se hacía el compromiso de que ella atendería el proceso de gestación.

La SSA define a las parteras como un agente comunitario de salud, que forma parte de la medicina tradicional indígena, que cuentan con el reconocimiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y del marco normativo mexicano.

Para la OMS, es la persona que asiste a la madre durante el parto y que ha adquirido sus conocimientos iniciales de partería por sí misma o por aprendizaje con otras parteras tradicionales

En Tlaxcala, al igual que en Campeche, Chiapas, Chihuahua, México, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Morelos, Oaxaca, Puebla, San Luis Potosí, Tabasco, Veracruz, Yucatán y Ciudad de México, se practica la partería.

Atienden a todas, sin ver condición social

En su trayectoria como partera, María Blanca Yañez Montes ha atendido partos de todo tipo, más de mil en esas tres décadas, dice.

Pero relata que los nacimientos fortuitos son como un reto que Dios le pone para reconocer que no hay imposibles.

Comenta que ha recibido a bebés en automóviles, en terrenos de labor, en la calle, en sitios sin luz y sin agua y hasta en letrinas, en donde debe trabajar con las herramientas que haya cerca y a veces solo usando sus conocimientos.

“Nosotros nos abocamos al médico de médicos que es Dios Nuestro Señor, es lo primero que hago aunque no tenga los instrumentos en el momento”, dice.

Además, asegura que atiende a todas las personas sin importar sus condiciones sociales o económicas, pero siempre con absoluta responsabilidad porque en sus manos está la vida de dos personas.

“Si suceden cosas inesperadas en los mejores hospitales donde tienen los aparatos más sofisticados, qué podemos esperar nosotras que tenemos solo lo indispensable”, expresa.

Reconoce que así como ha tenido partos con final feliz, también ha sido testigo de historias tristes; en su caso, tres bebés que tuvieron complicaciones perdieron la vida horas después de haber nacido, cuando ya recibían atención en un hospital.


18 de junio, Día Nacional de la Partera

24 mil 546 nacimientos hubo en 2018, según el Inegi

Ha recibido a bebés en automóviles, en terrenos de labor, en la calle, en sitios sin luz y sin agua y hasta en letrinas.

A veces sufren discriminación

Aunque en la época precolombina el ejercicio de la partería gozaba de gran prestigio y reconocimiento social, hoy en día no es bien visto, sobre todo por los profesionales de la salud.

Al ser parte de la medicina tradicional, muchas veces las parteras son discriminadas y hasta violentadas; casi siempre ocurre cuando acuden a algún hospital a solicitar intervención médica porque el alumbramiento que atendían se complicó.

Pese a que las funciones de la partera no terminan con el nacimiento del niño, pues acompañan a la mujer en la reincorporación a su vida cotidiana, en el puerperio y en la lactancia, no tienen un salario base y el pago, en muchas ocasiones, solo son bendiciones de la gente.

“Hay personas que nos pagan hasta cuatro mil pesos, pero también hay quienes al tener carencias económicas no tienen forma de hacerlo”, menciona.

EXPIDEN CERTIFICADO DE NACIMIENTO


Las parteras otorgan un certificado de nacimiento, tal como lo hacen hospitales privados y aquellos de la Secretaría de Salud del estado, del Instituto Mexicano del Seguro Social y del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, pues eso permite a las autoridades hacer un conteo de todos los nacimientos que haya en la entidad.


41 parteras tradicionales hay en Tlaxcala.

30 Años tiene María Blanca Yáñez Montes como partera.


NO DEJES DE LEER

En el segundo bimestre de este 2020, en Tlaxcala aumentaron hasta cuatro veces las visitas a las casas de las parteras tradicionales.

Y mientras que en enero y febrero las parteras revisaban un máximo de tres mujeres por mes, en marzo y abril el promedio fue de 12, cuenta María Blanca Yáñez Montes a El Sol de Tlaxcala.

El motivo, considera, es que durante la contingencia por Covid-19 las mujeres embarazadas no quieren acudir a revisión a los hospitales (ni públicos ni privados) para evitar contagiarse.

Autoridades sanitarias del estado han recomendado a las personas no acudir a los nosocomios a menos que se trate de una urgencia, por lo que el consultorio de doña Blanca, que todos los días limpia y desinfecta, es una alternativa para valorar a una embarazada.

“Yo llevo control mensual de todas las embrazadas que atiendo, una historia clínica completa que incluye medición de talla y de peso; también acomodamos el bebé; checamos la presión arterial y los signos vitales”, expresa.

Blanca considera que los nacimientos fortuitos son como un reto que Dios le pone para reconocer que no hay imposibles /César Rodríguez

En este tiempo de pandemia de Coronavirus, a doña Blanca no solo la buscan por una consulta prenatal, también le piden que las asista al momento de dar a luz.

En abril tenía programado atender tres partos, pero dos embarazadas presentaron complicaciones y las envió a un hospital (particular). Por el momento, ha pactado el alumbramiento de tres más a finales de mayo y principios de junio.

Además de un trato digno, respetuoso y con amor, doña Blanca ofrece instalaciones limpias, y en apego a las medidas sanitarias decretadas por las autoridades del estado ante la pandemia.

A las parteras les encomendaban una responsabilidad de origen divino /CÉSAR RODRÍGUEZ

30 AÑOS COMO PARTERA

Como ocurre con casi todas las parteras tradicionales, doña Blanca aprendió ese oficio empíricamente, al observar cómo lo hacían y apoyar a otras parteras.

Sin embargo, ella no es solo un agente comunitario de salud de la medicina tradicional indígena, pues en 1990 decidió capacitarse con un grupo de parteras del Instituto Mexicano del Seguro Social y después estudió enfermería.

Desde hace más de 30 años conjuga ese oficio y esa profesión para ayudar a la mujer en el parto, y sus conocimientos tienen reconocimiento nacional.

Oriunda de Contla de Juan Cuamatzi, Blanca Yáñez es una de las 41 parteras tradicionales que hay en Tlaxcala /César Rodríguez

Así, además de atender alumbramientos, tiene la facultad de colocar suero vía intravenosa y recetar algunos medicamentos.

A sus 60 años es una partera joven, pues la mayoría de sus compañeras son de edad avanzada que, al igual que ella, ya transmiten sus conocimientos a alguna mujer de la familia.

Oriunda de Contla de Juan Cuamatzi, es una de las 41 parteras tradicionales que hay en Tlaxcala y cuya premisa es tratar a las embarazadas con amor y siempre respetando su pudor y el cuerpo de la mujer.

Blanca considera que los nacimientos fortuitos son como un reto que Dios le pone para reconocer que no hay imposibles /César Rodríguez

En este tiempo de pandemia

de Coronavirus, a María Blanca Yáñez Montes no solo la buscan por una consulta prenatal,

también le piden que las asista al momento de dar a luz

“Nosotros nos abocamos al médico de médicos que es Dios Nuestro Señor, es lo primero que hago aunque no tenga los instrumentos en el momento”


12 partos fue el promedio atendido por doña Blanca entre marzo y abril.

Partería, un impredecible oficio desde la antigüedad

Antes del descubrimiento de América, la partería era considera un oficio impredecible dentro de la estructura social de los pueblos originarios.

Según la Guía para la autorización de las parteras tradicionales como personal de salud no profesional, publicada por la Secretaría de Salud federal (SSA), en la cultura náhuatl era conocida como "Ticitl", término que hacía referencia a un personaje con un amplio reconocimiento social, encargado de brindar cuidado a las mujeres antes, durante y después del parto.

Incluso, señala que cuando las "Ticitl" eran nombradas por un grupo de ancianos ascendentes de sus progenitores, les encomendaban una responsabilidad de origen divino.

Y es que su labor no se limitaba a esas etapas del embarazo y alumbramiento, pues en antaño sus funciones empezaban al casarse una pareja, en donde se hacía el compromiso de que ella atendería el proceso de gestación.

La SSA define a las parteras como un agente comunitario de salud, que forma parte de la medicina tradicional indígena, que cuentan con el reconocimiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y del marco normativo mexicano.

Para la OMS, es la persona que asiste a la madre durante el parto y que ha adquirido sus conocimientos iniciales de partería por sí misma o por aprendizaje con otras parteras tradicionales

En Tlaxcala, al igual que en Campeche, Chiapas, Chihuahua, México, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Morelos, Oaxaca, Puebla, San Luis Potosí, Tabasco, Veracruz, Yucatán y Ciudad de México, se practica la partería.

Atienden a todas, sin ver condición social

En su trayectoria como partera, María Blanca Yañez Montes ha atendido partos de todo tipo, más de mil en esas tres décadas, dice.

Pero relata que los nacimientos fortuitos son como un reto que Dios le pone para reconocer que no hay imposibles.

Comenta que ha recibido a bebés en automóviles, en terrenos de labor, en la calle, en sitios sin luz y sin agua y hasta en letrinas, en donde debe trabajar con las herramientas que haya cerca y a veces solo usando sus conocimientos.

“Nosotros nos abocamos al médico de médicos que es Dios Nuestro Señor, es lo primero que hago aunque no tenga los instrumentos en el momento”, dice.

Además, asegura que atiende a todas las personas sin importar sus condiciones sociales o económicas, pero siempre con absoluta responsabilidad porque en sus manos está la vida de dos personas.

“Si suceden cosas inesperadas en los mejores hospitales donde tienen los aparatos más sofisticados, qué podemos esperar nosotras que tenemos solo lo indispensable”, expresa.

Reconoce que así como ha tenido partos con final feliz, también ha sido testigo de historias tristes; en su caso, tres bebés que tuvieron complicaciones perdieron la vida horas después de haber nacido, cuando ya recibían atención en un hospital.


18 de junio, Día Nacional de la Partera

24 mil 546 nacimientos hubo en 2018, según el Inegi

Ha recibido a bebés en automóviles, en terrenos de labor, en la calle, en sitios sin luz y sin agua y hasta en letrinas.

A veces sufren discriminación

Aunque en la época precolombina el ejercicio de la partería gozaba de gran prestigio y reconocimiento social, hoy en día no es bien visto, sobre todo por los profesionales de la salud.

Al ser parte de la medicina tradicional, muchas veces las parteras son discriminadas y hasta violentadas; casi siempre ocurre cuando acuden a algún hospital a solicitar intervención médica porque el alumbramiento que atendían se complicó.

Pese a que las funciones de la partera no terminan con el nacimiento del niño, pues acompañan a la mujer en la reincorporación a su vida cotidiana, en el puerperio y en la lactancia, no tienen un salario base y el pago, en muchas ocasiones, solo son bendiciones de la gente.

“Hay personas que nos pagan hasta cuatro mil pesos, pero también hay quienes al tener carencias económicas no tienen forma de hacerlo”, menciona.

EXPIDEN CERTIFICADO DE NACIMIENTO


Las parteras otorgan un certificado de nacimiento, tal como lo hacen hospitales privados y aquellos de la Secretaría de Salud del estado, del Instituto Mexicano del Seguro Social y del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, pues eso permite a las autoridades hacer un conteo de todos los nacimientos que haya en la entidad.


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