El 25 de marzo fue el último día que María Luisa N., se presentó a trabajar en un centro nocturno de Chiautempan, para llevar el sustento pues es madre de dos infantes. Hasta antes de que se presentara la enfermedad del Covid-19, Luisa laboraba cuatro días a la semana, su trabajo consistía en complacer a los hombres.
Y lo que percibía le alcanzaba para mantener a sus vástagos que asisten a la primaria, para alimentos y uniformes escolares.
Sin embargo, al cerrar el establecimiento tuvo que recurrir a prostituirse sobre la carretera vía corta Chiautempan-Puebla, pues no pudo ahorrar.
“No tengo para comer, sabemos de los riesgos por el virus, pero qué podemos hacer, somos las olvidadas del Gobierno”, expresó.
Como ella, decenas de mujeres (algunas menores de edad) se ganan la vida como sexoservidoras en plena contingencia sanitaria. Ellas, no usan gel antibacterial ni utilizan cubrebocas para protegerse de alguna infección viral. Todo esto, bajo la complacencia de policías municipales, estatales, federales y del Ejército Mexicano, quienes se limitan a observarlas.
UBICACIÓN
Desde las 10:00 horas, con ropa diminuta esperan a los clientes sobre carretera, desde San Luis Teolocholco hasta San Pablo del Monte.
Y se encuentra bajo la sombra de árboles, puentes y cerca de moteles, por 200 pesos se suben a los vehículos.
La presencia de ellas incrementa al filo de las 13:00 horas, sobre el acotamiento carretero se protegen con sombrillas del intenso calor.
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