Aunque son diversas las causas del sobrepeso y la obesidad, dejar de consumir refrescos y bebidas azucaradas ayuda a prevenir enfermedades crónicas como la diabetes tipo II e hipertensión arterial, aseveró la especialista en nutrición del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), Griselda Luna Rodríguez, quien remarcó que es necesario el cambio de hábitos.
Remarcó que las bebidas gaseosas y jugos envasados son dañinas para la salud en los diferentes grupos de edad, aunado a que contienen sodio, conservadores, endulzantes y colorantes, por lo cual aumenta el riesgo de padecer obesidad, un infarto y diabetes.
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Tras exhortar a los padres de familia a no dar refresco a sus hijos menores de edad, la especialista recomendó inclinarse por el hábito de tomar agua al guiarse con la jarra del Buen Beber; consumir agua de fruta sin endulzante; identificar por medio del etiquetado frontal el exceso de calorías en las bebidas y hacer alguna actividad física.
Luego, insistió en que por los estilos de vida de las personas es conveniente acoger medidas saludables, al ser la única forma de proteger su salud.
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La adicción al refresco no es tanto el gas, sino el azúcar, son muy dulces y le agrada al paladar. El azúcar genera a nivel cerebral la liberación de dopamina y a su vez genera felicidad, por eso las bebidas son tan adictivas. No se recomiendan ni en niños, ni en adultos, ahora es cambiar hábitos, dijo.
Griselda Luna refirió que el ISSSTE tiene el programa de Prevención y Regresión del Sobrepeso y la Obesidad, con el objetivo de desacelerar el incremento de esas enfermedades y prevenirlas mediante una orientación individualizada en los correctos hábitos alimentarios que los derechohabientes pueden recibir en las unidades médicas.
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Trabajamos directamente con los pacientes, se detecta el sobrepeso y obesidad, vamos previniendo la aparición de otros males. La orientación alimentaria es crucial. Es cambiar hábitos de alimentación, si yo tomaba mucho refresco o uno diario, vamos a empezar con cambios positivos poco a poco, disminuir la cantidad de consumo, apuntó.
La especialista invitó a la población derechohabiente a tener acceso a las herramientas que ayudan a mejorar los hábitos de alimentación, al asistir a las consultas familiares y en las áreas de nutrición.
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Los datos de la Gaceta UNAM de 2019 reflejaron que México ocupó el primer lugar entre los países con mayor número de consumidores de refresco con 163 litros al año por persona, 40 % más que Estados Unidos de Norteamérica.
EL DATO:
240 mililitros, cantidad básica de refresco que puede consumirse para no dañar la salud.
