Desde hace más de un año, doña María Esther Cahuantzi Cahuantzi, originaria de Contla de Juan Cuamatzi, tuvo que parar su telar en donde elaboraba saltillos deportivos.
El motivo: la emergencia sanitaria por Covid-19 que en marzo de 2020 orilló a la suspensión de todas las actividades consideradas en ese momento no esenciales, y el turismo fue una de ellas.
Y es que para evitar la propagación del nuevo coronavirus, las autoridades estatales y federales decretaron el aislamiento domiciliario, por lo que los comerciantes se vieron obligados a poner una pausa a sus creaciones y a sus ventas.
Eso significó una afectación directa para decenas de artesanos en la entidad, como fue el caso de doña María Esther quien, por primera vez en muchos años, decidió no solo detener la elaboración de saltillo, sino desarmar su telar hasta que haya tiempos mejores. Ella vendía su producto en el país y lo exportaba a Estados Unidos de América.
Así, desde hace más de un año, las distintas piezas de madera y metal que conforman su telar permanecen empalmadas y cubiertas por una manta, en espera de que puedan ser rearmadas para la creación de más saltillos.
“Levanté el telar a causa de la pandemia, porque ya no se vendió y nuestro fuerte es el turismo, porque los turistas son los que piden y compran, pero por esa misma razón tuve que hacerlo”, expresó.
Por otro lado, detalló que la persona a la que le vendían el saltillo deportivo dejó de comprarles pues, por la situación, a él dejaron de pedirle esas prendas, que son características del municipio de Contla.
“De los más afectados por la pandemia podemos ser los artesanos, estamos batallando mucho, como no hay turismo tampoco hay pedidos y mientras que no haya nada de eso nosotros no podemos continuar con nuestro trabajo”, mencionó.
De momento solo tiene armado un telar, pero tampoco lo usa ya que actualmente la gente no compra dichas artesanías.
Aunque compartió con este Diario su caso, también habló sobre la situación que viven sus hermanos y su mamá, quienes igualmente se dedican a la elaboración de saltillos y sarapes y que, como ella, han sufrido las consecuencias negativas de Covid-19.
“A mis hermanos que se dedican a lo mismo y que le trabajan otras personas les ocurrió lo mismo, a ellos también los descansaron”, contó.
MEDIDAS
- El telar tiene cuatro tamaños según el tipo de prenda que será elaborado: setentita, 1.10 centímetros, 1.40 y 1.80 centímetros.
Buscó María otras alternativas
Para doña María Esther las cosas en su hogar se complicaron, pues, en su caso, ya no hubo ventas, los pocos saltillos que elaboraba debía almacenarlos y, ante una parálisis en la circulación del dinero, optó por dejar de usar el telar y buscar otras formas para tener ingresos para su hogar.
Además, a su esposo lo descansaron –sin salario- en su lugar de trabajo, por lo que ella decidió laborar haciendo varias cosas, como hacer la comida en otras viviendas.
Sin embargo, hace algunas semanas las cosas mejoraron un poco, su esposo retornó a su centro de trabajo y ella se sumó al equipo de su mamá quien, aunque pocos, elabora saltillos en su hogar.
Contó que ha percibido una ligera reactivación en las ventas ya que actualmente sus clientes le piden de 10 a 15 prendas que si bien son pocas, para ellos significa un avance pues “gracias a Dios ya nos están pidiendo algunas piezas”.
Empero, no deja de ser perjudicial pues para quienes se dedican a la elaboración de los saltillos, normalmente es de febrero a mayo cuando registran una temporada fuerte, es el periodo en que más ventas hay a lo largo del año.
A más de un año de distancia de haber puesto un alto a la elaboración del saltillo, doña María confía en que las cosas mejorarán, que pronto habrá una recuperación económica y que los artesanos nuevamente arribarán a la entidad para comparar sus productos.
- El municipio de Contla de Juan Cuamatzi es conocido como la “Cuna del Sarape”.
El tejido es una herencia de familia
Doña María Esther proviene de una familia de artesanos, aprendió el oficio en su familia pues su papá, quien ya falleció, además de enseñarle a usar el telar, le heredó uno para que pudiera laborar en casa.
Su mamá, doña Porfiria Cahuantzi, desde hace más de 50 años se dedica a tejer sarapes y es una forma de obtener un ingreso familiar. Ella se dedicada a ello desde los 11 años de edad, y para tejer una de las prensas más representativas de México, invierte hasta 45 minutos, eso sí, no tiene dificultades como que se rompa el hilo.
Saltillos usados por jugadores de futbol
En entrevista con El Sol de Tlaxcala, doña Máría Esther contó que hasta antes de la pandemia se dedicaba a la elaboración de saltillo deportivos, aquellas prendas que usan los jugadores de futbol soccer en México y en Estados Unidos de América (EE.UU.) los equipos de americano.
Explicó que ella únicamente se dedicaba a la elaboración de los saltillos, que tejía en colores dependiendo el equipo que le solicitarán “Nosotros únicamente tejemos el saltillo y otras personas (a quien provee) se encargan de hacer la abertura en el centro de la pieza, de colocar el escudo y las letras del equipo”, expresó.
Añadió que una vez terminada la pieza, las personas a los que ella les abastece se encargan de distribuirlo, ya sea en México o en el país vecino del norte.
“La mayor demanda prácticamente era de EE. UU., llegábamos a entregar hasta 25 piezas a la semana, pero eso dependiendo de lo que el cliente solicitará”, compartió. Además, mencionó que para la elaboración de cada saltillo invierte alrededor de una hora.
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