El SARS-CoV-2 obtuvo inmediatas autorizaciones de vacunas para combatirlo en cuestión de meses; no obstante, el virus que provoca el Sida aún no cuenta con inmunización a pesar de acumular cuatro décadas de estudio y representar más de 600 mil muertes cada año en todo el mundo. Existen dos razones que explican esta “ironía médica”: el desafío biológico y el sesgo social de la enfermedad, pero antes de explicarlas debemos entender cómo funciona el patógeno y por qué es tan peligroso.
Cómo actúa el VIH en el cuerpo
A diferencia de otros, el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) ataca las células T, principales responsables de identificar y eliminar patógenos invasores del cuerpo. Cuando el VIH logra matar a las suficientes células T, se convierte en Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), un padecimiento caracterizado por la imposibilidad del sistema inmune para eliminar enfermedades, de acuerdo con la OMS.
Entérate:➡️Ineficiente alumbrado público en Chiautempan
Por otro lado, el VIH es un retrovirus, esto quiere decir que se inserta en el ADN de la persona infectada. En otras palabras, una vez que se contrae este virus, es imposible distinguirlo entre el material genético y, en consecuencia, eliminarlo.
El reto biológico de la enfermedad
Las vacunas funcionan como un entrenamiento del sistema inmune para reconocer patógenos, de manera que cuando un virus llega el sistema lo ataca y elimina. Aunque las vacunas se crean artificialmente, están diseñadas a partir del modelo otorgado por los virus debilitados de forma natural por el cuerpo. Es decir, se necesita a una persona recuperada de la enfermedad para emular sus anticuerpos en el laboratorio.
Lee también:➡️En Santa Cruz Tlaxcala, vandalizan barda del albergue para el niño migrante
El problema con el VIH, como se mencionó previamente, es que nadie se ha recuperado de él, por lo tanto, resulta casi imposible encontrar el punto de partida para construir un modelo de inmunidad.
El segundo desafío es que el virus muta con rapidez y puede evadir las respuestas inmunitarias de muchas personas, lo que dificulta su estudio y de las respuestas del organismo, según explican las investigadoras Alejandra Ortiz y Leonora Milán, en Mándarax.
Los estigmas influyen en la medicina
No te pierdas:➡️En Calpulalpan, gobierno del estado donará predio al IMSS
Finalmente, el estigma y la discriminación por el VIH afectan no solo el bienestar emocional y la salud mental de las personas que lo padecen. A menudo estos prejuicios se convierten en políticas públicas de salud y retención de recursos económicos destinados a la investigación y el progreso de la vacuna.
De acuerdo con la Comisión Nacional de Derechos Humanos, desde su descubrimiento, la epidemia del VIH ha sido relacionada con hombres homosexuales por haber sido descubierta entre este grupo poblacional. La discriminación histórica hacia la diversidad sexual en temas de salud provocó falta de financiamiento para los laboratorios hasta el 2015, cuando los estados miembros de las Naciones Unidas adoptaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), con una agenda global expansiva de ambiciosos objetivos en materia de salud para 2030, donde se pretende acabar con las epidemias de SIDA, tuberculosis, malaria y enfermedades tropicales desatendidas.
Más detalles:➡️Designan a Elizabeth Vázquez Alonso como secretaria ejecutiva del ITE, por siete años
¿Y la vacuna preventiva?
En el primer trimestre de este año arrancó la fase 3 de prueba clínica de Mosaico, una vacuna preventiva (no curativa) del VIH en México y ocho países más, cuyos resultados de eficacia se esperan en cuatro años.
Cabe señalar que la última vez que una vacuna llegó a esta fase de prueba fue en 2009, cuando el ensayo RV144 mostró algunos resultados prometedores.
LEE MÁS: ⬇️