Presbítero ofrece perdón a sus padres antes de oficiar

Me dieron en adopción a los seis años, pero no les guardo rencor, vendrá la reconciliación, expresa

TOMÁS BAÑOS

  · domingo 11 de noviembre de 2018

Momento en que Pánfilo Cruz recibe la bendición de su madre adoptiva, Leonor Pérez, previo a la santa misa. Tomás Baños

Pánfilo Cruz, uno de los 10 presbíteros que el 15 de octubre recibió la Orden Sacerdotal, ofreció perdón a sus padres después de que lo dieron en adopción cuando tenía seis años de vida.

En San Lorenzo Techalote, municipio de Hueyotlipan, pidió la bendición de su madre adoptiva doña Leonor Pérez Espinosa quien lo procuró desde niño.

“Eso me dice la gente, que si tengo rencor hacia mis padres, pero quiero agradecerles por darme la vida, ahora que predico la palabra de Dios, en mí no hay odio, solo amor y algún día nos reconciliaremos”, respondió a este Diario.

Recién consagrado como sacerdote en la Diócesis de Tlaxcala, el religioso de 44 años dijo que su vida “es una larga historia que contar, pero siempre he tenido el apoyo moral y económico de Leonor y Juan Pérez quienes teniendo siete hijos, me recibieron en adopción también como hijo”.

Y si el 15 de octubre fue el momento más importante de la vida de Pánfilo al ser ordenado como sacerdote, el domingo anterior fue de júbilo pues mil 500 feligreses de diferentes puntos de la entidad, lo recibieron en su pueblo donde celebró en la canta misa.

Atestiguado por el Obispo de Tlaxcala, Julio César Salcedo Aquino, el nuevo sacerdote se vio feliz al llevar las nuevas del Evangelio, un tanto nervioso ante los cientos de personas y compañeros presentes, mostró oficio en su misión.

“CON MI COMAL Y MI AYATE SALIMOS ADELANTE”: LEONOR

En la celebración eucarística, doña Leonor Pérez Espinosa fue la mujer más feliz de Hueyotlipan, pues su hijo adoptivo regresó al pueblo como presbítero.

Entrevistada, expresó que con el apoyo de su esposo, logró que sus ocho vástagos -incluido Pánfilo, el menor- fueran hombres de bien y de servicio.

“Donde come uno, comen dos y donde comen tres comemos todos, con la voluntad de Dios”, resaltó.

Ahí, la familia adoptiva que lo vio crecer, escuchó el sermón del religioso, los exhortos y consejos a los representantes de 12 fiscalías de la parroquia de San Ildefonso en Hueyotlipan.

-Señora Leonor ¿qué representa para usted que Pánfilo sea un servidor de Dios?

-”Es la más grande alegría que tengo y que Dios me dio, mi esposo ya no lo vio, Pánfilo está conmigo desde chiquito, salimos adelante y si pudiera apoyar a otro, lo haría para gloria de Dios, con mi comal y mi ayate”.

Destacó que a sus ocho hijos siempre les inculcó ofrecer a Dios sus problemas que él se los resolvería con el paso del tiempo.

MIL 500 COMENSALES EN LA CONGREGACIÓN

La canta misa que celebró Pánfilo Cruz sobre la calle Dos Norte del pueblo de Techalote, donde habitan 330 personas, reunió a unos mil 500 comensales de diferentes puntos de la entidad tlaxcalteca.

De hecho, la conmovedora historia del ahora presbítero causó diversos comentarios entre personas de la tercera edad, quienes querían conocer la vida y pasión por la religión católica del egresado del Seminario en el municipio de Yauhquemehcan.

LA DESCENDENCIA

Pánfilo Cruz tiene siete hermanos biológicos y siete que lo adoptaron en Hueyotlipan, nació el dos de abril de 1975 en la comunidad de Jilotzingo, municipio de Zacatlán Puebla.

Sus padres son Ernestina Cruz y Agustín Pérez, pero solo lleva el apellido de su progenitora.

De los seis años y hasta los 32, trabajó en el campo bajo la tutoría de su padre adoptivo don Juan Pérez, pero al mismo tiempo iba a la escuela.

Después de concluir los estudios de preparatoria, con esfuerzos de la familia Pérez Pérez, fue inscrito en la Universidad Autónoma de Tlaxcala hasta concluir la carrera de Médico Veterinario.

Sin embargo, a la edad de 32 años, decidió –con el apoyo de su familia adoptiva- internarse en el Seminario de Yauhquemehcan hasta terminar la carrera del sacerdocio durante 12 años.

Pánfilo Cruz reveló que en los primeros meses que estuvo encerrado en su nueva profesión, falleció su padre adoptivo.

No obstante, dijo que lo recuerda con amor y que en el caso de sus padres biológicos y hermanos, aunque los invitó a que asistieran en la canta misa, no llegaron.

“Ya habrá reconciliación para ello, mientras tanto, bendigo a mi madre Leonor que me cuidó y me hizo un hombre de bien”, puntualizó.

ESFUERZO

Para alimentar a mil 500 comensales provenientes de diferentes puntos de la entidad, doña Leonor Pérez, con el apoyo de benefactores, ofreció barbacoa de borrego en diferentes platillos, carnitas de cerdo y pulque.