Esparcidos por todo el territorio estatal existen iglesias y capillas que han sido fieles testigos del desarrollo religioso y cultural de Tlaxcala. Espacios sagrados que han sobrevivido al tiempo y, a veces, al abandono y vandalismo. Como parte de su compromiso social, a partir de hoy, de manera semanal el Diario de los Tlaxcaltecas le entregará un testimonio de esos Rincones Sagrados de Tlaxcala.
Le cubre un aura de misterio. Durante décadas no estuvo abierto al culto público, lo que dio origen al enigma de su origen. El templo de la Santísima Trinidad resalta dentro del extenso número de iglesias y capillas construidas en el territorio estatal.
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A casi un siglo y medio de su construcción por el comerciante tlaxcalteca Francisco Manuel Leana Alburqueque, el templo de la Santísima Trinidad sigue en pie en la calle Zitlalpopócatl, de la ciudad de Tlaxcala, maravillando a sus visitantes pues ingresar a su interior es trasladarse a la atmósfera de finales del siglo XIX por su característica arquitectura que remite al pasado, por sus paredones y recovecos de piedra.
FUE UNA CAPILLA FAMILIAR EDIFICADA LUEGO DE UN MILAGRO CONCEDIDO
Su peculiaridad radica en que fue una capilla familiar edificada luego de que uno de los hijos de don Francisco Manuel Leana salvara su vida tras ser asaltados ambos durante el traslado de sus mercancías; así, el templo fue edificado para agradecer a la Santísima Trinidad el milagro concedido.
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Platicamos con Rafael García Sánchez, nieto en cuarto grado de Francisco Manuel Leana y tataranieto de José María Leana, quien nos dio detalles sobre el origen de esta capilla:
José María Leana y su papá Francisco Manuel Leana fueron los dueños de ese predio, eran comerciantes y transportaban mercancías en carretas de Tlaxcala a Atlixco, Tlaxco y toda esa zona. En una ocasión fueron asaltados y por esconderse en un arroyo José María se ahoga; entonces, el padre en ese momento le pide fervorosamente a la Santísima Trinidad que salve a su hijo y en agradecimiento construyó la capilla
La edificación del templo católico transcurrió en un lapso de 11 años, desde septiembre de 1866 al 12 de abril de 1877. Así lo muestra la cédula que encontramos a la entrada de la iglesia, escrita por el propio Francisco Manuel Leana y que especifica estas fechas. Este es un fragmento de aquel documento histórico:
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“Ven pasajero, quien quiera que tú llegues y admira no grandezas porque no las conozco, pero fíjate en la sencillez de la humilde familia, que sin conocimientos científicos y sólo con la luz natural edificó este templo que tú juzgarás por sus dimensiones la capacidad que lo dirigió.... No he soñado en ser rico, sólo trabajador.”
UN TÚNEL SECRETO FORMA PARTE DE SUS LEYENDAS
De acuerdo con Rafael García, la familia Leana Alburqueque dedicó parte de su riqueza a la construcción de capillas, pues además de la Santísima Trinidad, la capilla de San Diego de Alcalá -ubicada en el bulevar Guillermo Valle en la ciudad de Tlaxcala- también fue edificada por los Leana. De hecho, el descendiente de los Leana nos compartió que prevalece la creencia de que existe un túnel que conecta a ambas capillas, el cual comienza debajo del altar del templo de la Santísima Trinidad.
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Otra de las leyendas que giran en torno a esta iglesia es que en la inmediaciones del predio don Francisco Manuel Leana enterró sus monedas de oro.
“Hace unos años conocí a doña Julia, una señora muy mayor que vive o vivía junto a la facultad de Filosofía y Letras, y una vez platicando me dice: ‘Yo conocí a su tatarabuelo; cuando yo pasaba para mi mandado él sacaba sus monedas al sol y con una pala las extendía para que se secaran. Una vez se dio cuenta que lo veía y me puso una regañiza, pero yo vi de dónde las sacó”, nos compartió García Sánchez.
ALBERGÓ A LA VIRGEN DE OCOTLÁN
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Otra de las historias en torno a este lugar es que aquí fue albergada la figura de la virgen de Ocotlán durante los años más intensos de la Revolución, ya que las iglesias fueron blanco de saqueos de los revolucionarios, y para evitar el robo de la imagen fue resguardada en este sitio alrededor del año 1915.
SU CONSTRUCCIÓN, UNA TAREA TITÁNICA
La construcción del templo de la Santísima Trinidad representó una labor titánica para la época, pues requirió más de una década así como gran cantidad de recursos económicos que fueron aportados en su totalidad por la familia Leana.
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En la actualidad, en su arquitectura podemos percibir que la capilla fue construida en la parte donde estaba el huerto de la casa principal, la cual ahora es el inmueble que ocupa el Tribunal Colegiado del Poder Judicial de la Federación, ubicado en la avenida Juárez y colinda con la calle Zitlalpopócatl, donde se encuentra el templo.
Su diseño y el material empleado evidencia la etapa histórica de su construcción que, de acuerdo con el historiador Héctor Flores Vázquez, corresponde a un estilo neoclásico, que se caracteriza por la sobriedad en sus formas y en su decoración.
Rafael García relató que para la edificación utilizaron los materiales y las técnicas de la época y de la región:
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“Mi tatarabuelo y su papá utilizaron materiales especialmente para la iglesia como lo requieren los tremendos pesos que iba a cargar. El tabique rojo, por ejemplo, es del doble de tamaño de uno convencional y fue especialmente mandado a hacer. También vemos las paredes de xalnene, que hoy día es un producto de lujo mucho más caro que una pared de block. En su momento debió haber sido una obra hermosa. Ellos fueron tomando modelos de otros templos como el de Tepehitec, por ejemplo”.
En el interior de la iglesia encontramos piezas de arte sacro de finales del siglo XIX, de entre las que destacan 28 reliquias, que son restos físicos de un sudario, de clavos de una cruz y restos de una palma, colocados en el lado sur y norte del templo, las cuales son consideradas joyas religiosas.
A pesar de ser una capilla privada, en su época el inmueble estuvo abierto a toda la gente que deseaba asistir a misa y recibir los sacramentos. La iglesia tuvo sus altibajos y sería en los años sesenta que estuvo cerrada por algunos años y casi de forma definitiva, hasta que el sacerdote Lorenzo Bernardo Hernández Leana, bisnieto de Manuel Leana, lo abrió de nuevo al culto religioso y fue así como la diócesis se haría, a partir de entonces, cargo de su actividad.
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Los restos de Francisco Manuel Lena yacen al interior de esta iglesia, quien falleció a los 62 años de edad el 26 de diciembre de 1878, es decir sólo un año después de concluir la edificación del templo de la Santísima Trinidad, que aún sigue en pie como testimonio de la fe en Dios.
Este señor en unión de sus humildes hijos sin más fondos que sus pequeñas economías, sin conocimientos artísticos y con su trabajo personal construyó este hermoso templo dedicado al misterio de la Santísima Trinidad, se lee en su epitafio.
- Actualmente en el templo de la Santísima Trinidad se oficia misa todos los domingos a las 11:00 horas, y el 3 de mayo es su festividad anual.