Ver a quienes fueron sus alumnos como exitosos profesionistas y que lo recuerden como su maestro es la principal satisfacción de Edmundo Arturo Carmona Gómez.
Con 51 años de servicio, el docente fue reconocido este 15 de mayo por el gobernador del Estado, Marco Antonio Mena Rodríguez y autoridades del sector educativo.
Aunque actualmente labora como Supervisor Escolar de Primarias en la zona 15, con sede en Apizaco, el mentor sostuvo que “soy maestro de convicción y por eso cuando llego a un grupo me gusta trabajar con ellos y recordar esos momentos cuando impartía clases”.
Indicó que pese a tener buenas y malas experiencias en su trayectoria laboral, los estímulos, reconocimientos, el apoyo de alumnos y de su familia son el motor que a diario lo hacen seguir adelante.
Esa entrega le valió a Edmundo Arturo Carmona Gómez que al cumplirse los primeros 100 años de la celebración del Día del Maestro en México, el Sindicato Nacional de Trabajadores del Estado (SNTE), Sección 31 y el Gobierno del Estado le entregaron el reconocimiento “Unión, Orgullo y Compromiso Magisterial”, por sus 51 años ininterrumpidos de docencia.
En entrevista con El Sol de Tlaxcala el “profe Mundo”, como lo conocen en el sector, recordó que desde el 16 de junio 1966 y con 17 años de edad dio inicio a su vida como docente frente a grupo.
“Fue en una comunidad del municipio de Tetla de la Solidaridad donde inicie mi camino laboral, por casi cinco años recorría más de tres horas para llegar a mi destino” comentó.
Carmona Gómez mencionó que es originario del municipio de Chignahuapan, Puebla, pero residía en ese entonces en San Martín Texmelucan y por casi cinco años todos los días salía de su domicilio a las 06:00 horas para llegar a las 09:00 en punto a su trabajo.
“Recuerdo que tomaba un autobús de San Martín Texmelucan hasta la colonia de Santa Rosa Mena, rumbo a Tlaxco, ahí descendía en una estación de los trabajadores de ferrocarril, lugar donde guardaba mi bicicleta que usaba todas las mañanas para después transitar alrededor de siete kilómetros y así llegar a mi destino, en una comunidad cercana a una hacienda” refirió.
Y aunque era una rutina muy pesada y agotadora, su deseo y perseverancia lo hicieron continuar; incluso la motivación de su madre y algunos hermanos, igual maestros, fue otro factor que lo impulso.
Posteriormente, estuvo en el municipio de Ixtacuixtla, en una comunidad rural.
Agregó que en su haber se desempeñó como catedrático de escuelas normales en el estado de Puebla y después de 14 años frente grupo logró un ascenso como técnico de educación primaria federal y fue por sus méritos que alcanzó la dirección técnica de una escuela.
En su trayectoria, narró el docente, parte de las malas experiencias que tienen los maestros son las inconformidades y agresiones que constantemente existen por parte de padres de familia, pues relató que repetidas ocasiones lidió con tutores para otorgarles a sus hijos el permiso a la educación pública.
Edmundo Arturo Carmona Gómez mencionó que también fue fundador de dos escuelas primarias que beneficiaron a los habitantes del municipio de San Jerónimo Zacualpan y en la comunidad de Santa María Texcalac, municipio de Apizaco.
A dos años de su jubilación, dijo sentirse orgulloso por todo lo logrado en su carrera profesional y aunque no esperaba este último reconocimiento, agradece a su profesión todo lo que ha obtenido.
PROFESIÓN FAMILIAR
- El profesor, con motivo del Día de Maestro, recibió un reconocimiento por 50 años de trayectoria acompañado de su familia, entre ellos tres de sus hijos que también son docentes; su esposa (difunta) ejerció la misma profesión.
ASÍ LO DIJO
- Es satisfactorio ver a varios de mis alumnos como profesionistas, muchos de ellos como ingenieros o médicos, pero algunos más como docentes y eso me llena el alma de felicidad… algunos al reconocerme se me acercan y con emoción expresan ¡usted fue mi maestro!”
- Somos transformadores de las poblaciones, agentes de la cultura y algunos tenemos la satisfacción también de educar, la educación viene de casa, nosotros facilitamos y coordinamos; educar a un niño no es transformarlo, si no hacerle sentir que existe”