En 1998, cuando Norma Zempoalteca Pérez terminó la secundaria, la única alternativa que tenía era inscribirse en un curso de estilismo, pues era la novedad en Tlaxcala.
Así que, siguiendo los consejos de su progenitora, doña María Ofelia Pérez, la entonces adolescente se inscribió en la academia D’Victors ubicada a unos metros de las Escalinatas de los Héroes.
Luego de la capacitación, trabajó varios meses en peluquerías de la céntrica ciudad, con peluqueros de renombre como el extinto Nahúm Corona, entonces ganaba entre 80 y 150 pesos a la semana, hasta que se independizó.
DÍA DEL PELUQUERO
Ahora, 19 años después, la estilista de oficio se ha convertido en una profesional de la tijera, “cuando empecé a trabajar era soltera y no tenía hijos, opté por dedicarme a este bonito trabajo”.
En su estética, ubicada sobre la carretera federal Tlaxcala-San Martín Texmelucan en el municipio de Totolac, afirma que de la peluquería, con el respaldo de su esposo, ha permitido darle estudios a sus hijos y pagar la renta. “Primero hay que ganarse a los clientes, tratarlos bien, que se vayan contentos con sus cortes de cabello, luego ellos vienen solitos y te buscan”, explicó la experimentada estilista.
A propósito del Día del Peluquero que se conmemora cada 25 de agosto, dijo que no sabía que quienes se dedican a este oficio, tuvieran un día especial. Eso sí, afirmó que la semana previa al inicio de clases el trabajo se duplicó, “pero el domingo salí muy tarde, cerca de las 22:00 horas, creo que hice 30 cortes”.
Norma, quien muestra su talento en este trabajo, refirió que lo mismo hace cortes de cabello a niños que grandes, pero donde le va mejor es en los peinados de las mujeres.
“Aprendí a cortar el famoso casquete corto, ese que utilizaban los militares hace años, ahora la novedad viene de los futbolistas europeos, los papás piden para sus hijos cortes con grecas y líneas, desvanecidos de menos a más”, explicó.
Y expresó que “aquí les cambiamos el look, les quitamos los años de encima y luego regresan renovados a sus hogares”.
Para esta mujer, la esperanza sigue estando en su negocio, ese que aprendió hace dos décadas por recomendación de su madre.
“Ahora me piden peinados o cortes con líneas y lo hago con facilidad, no es cosa del otro mundo, a esto le voy a seguir pues mis tres hijos estudian, hasta que Dios nos preste la vida”.
Y efectivamente, cuando una persona piense cortarse el cabello y cambiar de look, Norma con 19 años de experiencia, es una opción, además, contribuye en el ahorro familiar pues cobra 30 pesos por corte.
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