Cobijados por la oscuridad de la noche, los cacomixtles aparecen como hábiles trepadores entre los árboles cercanos a zonas urbanas.
Estos mamíferos de ojos grandes, también conocidos como chiquinas, son muy ágiles y se han adaptado a la urbanización. De color pardo en el dorso, pecho blanco, cola anillada, ojos negros y orejas blanquiscas, es una especie que en las últimas décadas ha incrementado su población.
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Como son de hábitos nocturnos, después de que se oculta el sol salen a cazar a sus presas o visitan los hogares en busca de alimento.
El cacomixtle, del náhuatl tlacomiztli, que significa mitad felino, pertenece a la familia Procyonidae, de cinco dedos en manos y patas. Es clave en el mantenimiento de los ecosistemas en que habita, ya que controla las plagas. Por ello no deben ser confundidos con mapaches y tlacuaches, eso sí, presentan cara delgada como la de un gato.
Si bien no están en peligro de extinción, la población debe protegerlos, recomiendan especialistas de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).
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En la cadena alimenticia, búhos, coyotes y zorros son los principales depredadores de los cacomixtles; se diferencian de los mapaches porque tienen una cola anillada que les sirve de equilibrio al desplazarse entre las ramas de los árboles.
Ya que son omnívoros, durante el estiaje se alimentan de escarabajos, ratones y huevos de aves; en el verano, de chapulines, todo tipo de frutas y residuos orgánicos.
En el invierno y la primavera aparecen en edad adulta, para la temporada de lluvias nacen las crías, ejemplares de unos 300 gramos de peso y 15 centímetros de longitud.
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Las chiquinas son una especie nativa de origen prehispánico y les gusta comer frutos de plantas como la tuna, el reventón, tlaxistle, sabino, manzana, durazno y tomatillos. Sin embargo, no se comen la semilla de las frutas, las depositan en montículos para que por efecto de la lluvia y el viento se “siembren” en bancos de arena, con lo que contribuyen a la reforestación.
Su periodo de gestación es de 54 días, en adultos pesan de 3 a 5 kilogramos y de 15 a 60 centímetros a medio metro.
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Aunque no representan peligro para las personas, pues forman parte de la fauna silvestre nativa, lo recomendable es llamar al 911 en caso de que entren a tu casa.