Hace tres años, el Papa Francisco elevó al honor de los altares como santos de la Iglesia católica a Cristóbal, Antonio y Juan, los Niños Mártires de Tlaxcala.
Fue el 15 de octubre de 2017 cuando, en la plaza de San Pedro, en El Vaticano, el Sumo Pontífice ordenó la inscripción de esos jóvenes indígenas en el Catálogo de los Santos de la Iglesia Católica, que además son los primeros santos de Tlaxcala.
Al momento de que fueron declarados santos en templos católicos de Tlaxcala, en el Convento de la Caridad, en Huamantla; en la Basílica de la Misericordia, Apizaco; en la parroquia de Nuestra Señora Santa Ana, Chiautempan; en la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, en la capital, y en el Exconvento de Santa María de la Concepción, Atlihuetzia, donde está su santuario diocesano, entre otros templos, fueron repicadas las campanas.
Lograr su canonización fue un proceso largo, pues pasaron más de 27 años desde que el papa Juan Pablo II los beatificó (6 de mayo de 1990) en la Basílica de Guadalupe.
En junio de 2016 El Vaticano aprobó la declaración de los Niños Mártires de Tlaxcala (entonces beatos), como patronos de la niñez mexicana.
LOS SANTOS
San Cristóbal, llamado también “Cristobalito”, nació en Atlihuetzia entre 1514 y 1515, era el hijo predilecto y heredero delcacique Acxotecatl y asistió a la escuela de los misionerosfranciscanos.
Tras una discusión, el muchacho comenzó aromper los ídolos paganos de su padre quien lo molió agolpes y luego lo empujó a una hoguera. Aunque su madre lo salvó, murió unos días después, todo ocurrió en 1527, cuando tenía 13 años.
Antonio y Juan nacieron entre 1516 y 1517 en Tizatlán. Antonio era nieto y heredero de un cacique local, mientras Juan era su servidor; ambos asistían a la escuela de los franciscanos.
Ellos decidieron acompañar a unos frailes en una expedición a Oaxaca para fungir como intérpretes ante otros indígenas.
En Cuauhtinchán, Puebla, fueron atacados por algunos lugareños mientras recogían los ídolos de barro.
Primero golpearon con palos a Juan, que murió al momento. Antonio fue apaleado hasta perder la vida tras reclamarle a los asesinos.
Sus cuerpos fueron arrojados en un terreno cerca deTecalco, pero fueron recuperados y trasladados a Tepeaca, donde recibieron cristiana sepultura.
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