“El huracán nos sorprendió de noche en las casas, la respuesta de los militares fue lenta. Cuando quisimos salir de Acapulco las carreteras estaban destruidas, sentí pánico cuando se fue la luz”, expresó Armando González, tlaxcalteca que trabaja como proveedor en el ayuntamiento de Acapulco, Guerrero.
Platicó a este Diario que el pasado 24 de octubre amaneció con lluvia ocasionada por la tormenta tropical “Otis”, surgida de las aguas profundas del pacífico. No obstante, aseveró que antes de la medianoche se sintió la fuerza del fenómeno natural hasta convertirse en huracán categoría de cinco. “El mar embravecido destrozó todo, en mis 28 años que tengo de edad, nunca viví esto, el viento chiflaba recio, mucha lluvia, vino el pánico entre las familias cuando se fue la luz a las 23:02 horas y perdimos la señal de telefonía celular”, narró.
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Subrayó que así pasaron las horas, sin dormir en un puerto oscuro fueron tres días incomunicados y de saqueo en las tiendas de autoservicio.
Refirió que el miércoles 25 de octubre intentaron salir en busca de víveres, pero todo estaba colapsado.
Recordó que en las colonias populares había casas sin techumbres, animales de traspatio muertos, depósitos de agua en el mar y varias flotillas de embarcación hundidas. Además, dijo que no contaban con servicios básicos como agua potable y energía eléctrica.
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Un 90 % de árboles y postes de energía eléctrica derribados, carreteras y calles como ríos y drenajes a la intemperie.
Comentó que los hoteles situados en puerto Marqués, Acapulco tradicional y la zona Diamante, donde había miles de turistas hospedados, resintieron la fuerza de la madre naturaleza, pero no podían salir.
Explicó que el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, estuvo unas horas para tratar de ayudar a la población; la ayuda humanitaria empezó a llegar hasta la tarde del miércoles.
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Esto, mientras que la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado Pineda, no había Dado respuesta a la solicitud de miles de damnificados “no se sabía con exactitud cuántos muertos iban y también, cuántos desaparecidos”.
ABANDONAN ACAPULCO EL JUEVES
Los cinco tlaxcaltecas que laboran en Acapulco, Guerrero, optaron por salir tras la fuerza del huracán, porque sus familias estaban preocupadas.
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González recordó que a las nueve de la mañana del miércoles, intentaron regresar a Tlaxcala, sólo que las carreteras estaban destruidas y la gasolina era escasa y muy cara, en 25 pesos un litro.
Entonces, afirmó que personal del ayuntamiento de Acapulco se sumó al apoyo, por lo que, en camionetas del gobierno, llevaron víveres y agua que los acapulqueños extrajeron de las tiendas a familias de Puerto Marqués.
Aclaró que el túnel estuvo incomunicado muchas horas, mientras que la gente buscaba alimentos en mercados y tiendas de autoservicio, donde también hubo acciones de rapiña.
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Comentó que desde la mañana de ese día, la población comenzó a limpiar la ciudad con el apoyo de soldados del Ejército Mexicano y de la Secretaría de Marina.
Comunicó que al no contar con víveres en los hogares, los acapulqueños saquearon agua, jugos y comida enlatada de centros comerciales y de tiendas con letras rojas, aunque otros se llevaron de todo.