Con la celebración ayer del Miércoles de Ceniza, los católicos iniciaron un tiempo de reconversión personal que les dará la oportunidad de arrepentirse de sus pecados, indicó el obispo de Tlaxcala, Julio César Salcedo Aquino.
Ayer, al presidir esa celebración eucarística, solicitó a los fieles ayudar a sus hermanos más necesitados, tener una actitud de servicio con el prójimo y emprender un camino de reconversión personal durante los próximos 40 días.
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Este año desde la Parroquia de Santa Cruz Tlaxcala, y no en la catedral de Nuestra Señora de la Asunción, en la capital, como tradicionalmente se hacía, destacó que los católicos inician un camino hacia la Pascua, que es un tiempo de gracia y bendición que se les concede para reconstruir lo que a largo de sus vidas han destruido con el pecado, y la importancia de hacerlo a través del ayuno, oración y limosna.
Ante los fieles presentes, explicó que en este camino de 40 días el Señor los va a dirigir a su Palabra a través de la celebración de la Eucaristía cada domingo, y que dicho camino termina con la celebración más grande y más importante de todo el año que es la Pascua, momento ideal para renovar sus compromisos bautismales.
Salcedo Aquino pidió a los tlaxcaltecas asumir una actitud de servicio eclesial hacia los demás, de hacer algo por el prójimo, de compartir lo que el Señor les ha dado, de reconstruir sus familias, de ayudar a las personas más necesitadas, a quienes viven en soledad, a los enfermos, a los ancianos y a quienes pasan por situaciones difíciles.
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La fe crece en la medida en que nosotros compartimos nuestra fe... Jesús nos dice constantemente que no nos pongamos en actitudes superiores a los demás, que sirvamos a los demás; entonces en la vida diaria es donde llevamos a cabo nuestra fe, no en los momentos extraordinarios y en los momentos de mucha luz o fiestas, porque esos nos motivan, pero donde nuestra fe se va llevando a cabo es en la vida diaria, en lo cotidiano, en la escucha de la Palabra, en la vivencia de la fe y en la vida diaria, expresó.
El máximo jerarca de la iglesia católica en Tlaxcala también instó a los fieles a reconocer sus pecados y reconstruir su vida a través de un camino de conversión que les permitirá entender la gracia y la misericordia de Dios.
“La cruz de Jesús es la que nos da vida y cuando nosotros asumimos nuestras propias cruces, cuando nosotros asumimos nuestra propia cruz, entonces entendemos profundamente el valor de la cruz de Jesús”, dijo.
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Lo anterior, al explicar que cualquier situación adversa y difícil que vivan las personas significa que es su cruz, ya sea algún problema o alguna enfermedad, pero indicó que esos sufrimientos y dolores serán sobrellevados si se ofrecen al Señor.
Hagamos unas tesis donde poco a poco comprendamos que necesitamos hacer cambios en nuestra vida, que hemos roto con los hermanos, que a veces somos obstáculo para la vida de los demás, que a veces creamos situaciones difíciles y adversas, que a veces creamos tensiones o a veces ignoramos a los demás. El Señor nos invita a cambiar porque todo lo que hacemos por los demás lo hacemos por Jesús, finalizó.
El máximo jerarca de la iglesia católica en Tlaxcala también instó a los fieles a reconocer sus pecados y reconstruir su vida a través de un camino de conversión que les permitirá entender la gracia y la misericordia de Dios.