Sin el antebrazo izquierdo -desde el codo hasta la muñeca- y con cicatrices a causa de las quemaduras en el cuerpo, Zenón Corichi Rodríguez, de 76 años de edad, obtiene el sustento diario trabajando en el campo y ordeñando dos vacas que están a su cuidado.
Entrevistado en su domicilio que se encuentra a escasas tres cuadras del centro del municipio de Nativitas, y acompañado de doña Apolonia de Sampedro Venancio, su esposa de 77 años de edad, comenta que a pesar de sus condiciones físicas “tenemos que trabajar para comer”.
Afirma que a temprana hora se levanta para limpiar sus animales, “ordeñar” las vacas y vender la leche a personas de la comuna para obtener recursos económicos que le permitan comer y subsistir.
Después, a bordo de su camioneta se traslada a sus terrenos de labor y realiza actividades del campo para el cultivo de maíz, principalmente, y “con eso la vamos pasando comiendo los frijolitos diariamente”.
Zenón Corichi es uno de los sobrevivientes de la tragedia ocurrida hace cinco años en la comunidad de Tepactepec.
Recuerda como la “quemazón” le dejó cicatrices en las dos entrepiernas, el cuerpo y la amputación del antebrazo y mano izquierda que en ese tiempo le quitaron en el Hospital General de Tlaxcala.
Con tristeza, comenta que sus tareas las retomó desde que se recuperó de aquella explosión.
Eso sí, las heridas que recibió no le impiden hacer sus tareas diarias para llevar el sustento a su casa.
A su lado, su esposa afirma que ambos procrearon cuatro hijos -dos mujeres y dos hombres que ya están casados- y, por las dificultades que representan las tareas agrícolas, ha pedido en numerosas veces a su cónyuge que deje de trabajar el campo porque a consecuencia de su edad y estado físico, en varias ocasiones, algunas malas personas le han robado su herramienta de trabajo.
También, señala que Zenón ha sufrido caídas, en una de ellas quedó sin poder levantarse junto a las vacas y “tuvo que gritarme para que le ayudara a pararse, pero ahí la voy pasando con él”.
Pero firme, asegura que seguirá al lado de su esposo hasta que la vida les permita porque “cuando estábamos bien de salud no nos dejamos, ahorita que estamos así por la explosión menos. De una vez hay que seguir sufriendo juntos”.
“Ya son cinco años del hecho en este mes de marzo y mire, bendito sea a Dios, ahí la llevamos”, expresa la señora.
Hay muchos rumores de que el gobierno dio muchos millones de pesos de apoyo, pero la verdad quién sabe, nosotros no recibimos este apoyo. Toda la atención médica la pagaron mis hijos
Zenón Corichi