En el “mundo de las drogas” son pocas las historias que pueden contarse con final feliz.
Una de ellas es la de Carlos Ahuactzin Montiel, empresario en el ramo de bebidas alcohólicas, que el próximo 11 de septiembre cumplirá 18 años libre de consumo de drogas licitas e ilícitas.
A la distancia, afirma que la mayor satisfacción que le dejó haber dejado el alcohol y las drogas es haber estado en sus cinco sentidos para conocer a su esposa y formar con ella una familia integrada por dos hijos.
En el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, Carlos compartió a El Sol de Tlaxcala su historia como cocainómano y alcohólico.
En la charla, reconoció que dejar la drogas no fue un proceso sencillo y que solo la voluntad le ha permitido mantenerse sano.
Entre otras actividades personales y empresariales, Carlos ahora también se dedica a trasmitir el mensaje de esperanza a otros alcohólicos y ha logrado influir en dos de ellos para frenar totalmente ese consumo.
Con pesar, afirma que no todos los que ingresan a un proceso de rehabilitación logran abstenerse totalmente de las adicciones, pues la cifra de quienes recaen es alta y solo un diminuto número de personas logran tener esa gran fuerza de voluntad para cortar de tajo el alcoholismo o la drogadicción.
- CONSUMIÓ DROGAS DESDE LOS 17 AÑOS
Carlos Ahuactzin Montiel consumió cocaína y alcohol desde antes de llegar a la mayoría de edad.
Con apenas 17 años se introdujo al vicio junto con sus entonces amigos y compañeros de escuela, expresó “Fue por moda, por tratar de pertenecer a un grupo social".
Pero cuatro años después decidió dejar de consumir y a los 21 años inició con su rehabilitación.
"En ese poco tiempo, de los 17 a los 21 años, tomé e inhalé todo lo que pude".
Explicó que en el trance son diversos los sentimientos que tuvo, desde la euforia, la desinhibición, la tristeza, el enfado, la rebeldía.
Recuerda que en un principio consumía drogas por periodos cortos, pero con el paso del tiempo aumentaron hasta llegar a una situación en que su cuerpo tardaba hasta tres días para recuperarse, tiempo en el que permanecía en cama, sin comer y sin soportar la luz del sol y el ruido. Mencionó que fue eso lo que lo animó a frenar el consumo de las drogas y destacó que la voluntad se convirtió en su arma más fuerte.
Después del proceso de 28 días para lograr la desintoxicación en un centro de rehabilitación de la Ciudad de México, ha pisado varios centros de ayuda, clínicas, terapias y, entre otras cosas, puso en marcha el “Programa de los 12 Pasos” para tener una vida organizada.
Detalló que durante un año esa vida ordenada tuvo que ver con horarios específicos para hacer deporte, comer, trabajar, dormir e incluso no tener amigos, para luego tomarlo como hábito e ir regenerándose.
Al mismo tiempo, refirió que acudía a las sesiones de la comunidad terapéutica “La Concepción”, en el municipio de Chiautempan, de donde es originario, y también a grupos tradicionales de Alcohólicos Anónimos, hasta que logró incorporarse a la sociedad y llegar tener un nuevo estilo de vida.
Hoy en día lleva una vida normal, su diversión no está relacionado con sustancias nocivas, ni las consume como recreación o para socializar.
Sus planes son ambiciosos y tiene como finalidad hacer feliz a su esposa y sus dos hijos.
Asimismo, planea culminar sus estudios profesionales y posteriormente ingresar a las filas de la política, sobre todo porque al ver que quienes han ostentado el poder se han dado a conocer más por sus escándalos en estado de ebriedad que por su buen desempeño.