La educación y la tecnología son grandes aliados al ser una herramienta para investigar, aprender y ampliar conocimientos, pero siempre con la asesoría de docentes, tutores y padres de familia.
Aunque algunos profesores aún se resisten al uso de celulares en clase, otros comenzaron a implementarlos para desarrollar actividades en diversas escuelas de la entidad, pues aprovechan las bondades de dispositivos, aplicaciones, plataformas y herramientas digitales para fomentar la participación, colaboración y aprendizaje.
En el país, el uso de internet y tecnologías va en aumento. Tan solo en un año, de 2020 a 2021, hubo un incremento de cinco millones de usuarios, pues la estadística pasó de 83 a 88.6 millones, según la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad de Tecnologías de la Información en los Hogares (Endutih) 2021.
Precisa que el principal uso es comunicarse, le sigue buscar información, acceder a redes sociales, entretenimiento, buscar contenidos audiovisuales, leer periódicos, libros o revistas, así como apoyar la capacitación o educación, descargar aplicaciones o software, entre otros.
La encuesta señala que en Tlaxcala el 74.4 % de habitantes son usuarios de internet y el 55.7 % de hogares cuenta con este servicio, en ambos rubros la entidad está por debajo de la media nacional.
Respecto al uso del teléfono celular, en el estado el 76.9 % de los pobladores tienen acceso a un dispositivo, empleado para mensajería instantánea, acceder a contenidos de audio y video, acceder a redes sociales, navegación asistida, jugar, adquirir bienes o servicios, editar fotos o videos y acceder a banca móvil.
Respecto a grupos de edad, los mayores usuarios fueron de 18 a 24 años con el 93. 4 %, siguió de 12 a 17 y de 25 a 34 años, con el 90 % respectivamente.
INTERNET, UN REFUGIO PARA ESTUDIANTES
En la educación básica, los alumnos entre nueve y 11 años atraviesan por una serie de cambios propios de su desarrollo, proceso que es conocido como el “el empuje puberal” entre los profesionales en psicología, en esta etapa generan una serie de vulnerabilidades y tienden a buscar refugios, uno de ellos es el internet y los dispositivos electrónicos, menciona Marco Aurelio Alvarado, psicólogo clínico y psicólogo educativo en nivel secundaria y preparatoria.
Actualmente los dispositivos tecnológicos son una forma de enganche al internet, lo que genera cambios en la percepción de los estudiantes, por eso muchos padres de familia dicen que traen un “chip” para el manejo de celulares, tabletas y demás artículos, refiere.
Adentrarse en un universo de información, ya sea verídica o falsa, permite que los jóvenes cuestionen a docentes y padres de familia debido a que tienen acceso a diversos saberes, pero de manera desbordada por eso debe existir un acompañamiento y asesoría, puntualiza Alvarado.
Explica que al alcance de un “click”, los estudiantes pueden tener acceso a escenas violentas, racistas, sexuales, crímenes, seguir tendencias y hacer retos que los ponen en riesgo y puede impactar en el desarrollo psíquico y académico de los chicos.
No obstante, aclaró que el internet no es malo y tiene muchas bondades, pero deben existir condiciones éticas para su uso y un acompañamiento cuando el alumno navega por la red desde la escuela, hogar, espacios públicos y privados, para desarrollar un proceso crítico de los contenidos, de lo contrario podría gestar dificultades.
TECNOLOGÍA ES SUBJETIVA
La tecnología no es buena ni mala, es subjetiva, el uso o abuso depende de la persona que lo emplee, puede ser un avance maravilloso para generar aprendizaje, conocimiento, conocer otras culturas, crear experiencia, pero también puede tener usos terribles, dañar o ser una reja que encarcela al sujeto.
Actualmente, la sociedad ya no puede ser concebida sin tecnología, los jóvenes normalizaron el uso de dispositivos en su vida diaria, pero debe emplearse con moderación y responsabilidad.
Marco Alvarado explica que la tecnología es subjetiva porque algunos aspectos pueden afectar a un alumno, pero a otros no les causa inconveniente, de ahí que cada joven es responsable de construir su identidad y separar lo público de lo privado.
“En internet hay muchísima información que puede generar desbordes en los alumnos, algunos pueden manejar muy bien la situación al ser sistemáticos, críticos y hacen un uso responsable del internet y dispositivos, pero otros tienen dificultades para elaborar un pensamiento y se dejan llevar por lo que ven sin corroborar si es académicamente confiable”.
El uso de la tecnología tiene impacto en el proceso psíquico y educativo, al tener un mundo de información que les permite cuestionar la autoridad, tener acceso a contenido que aún no pueden procesar, lo que genera brechas importantes en su pensamiento al adelantarlos a situaciones que no corresponden a su edad, lo que trastoca en vivir cambios físicos o seguir tendencias para cumplir estándares.
No obstante, para que cierto contenido no deje huellas importantes en los alumnos, necesitan un fortalecimiento mental que adquieren en la vida, familia y la escuela.
Están los alumnos que en soledad tienen acceso a contenidos que no son apropiados y eso va acompañado de una política rigurosa en sus hogares, como intervenir celulares, pero que los adolescentes encontrarán como burlar esas medidas de seguridad.
Por lo regular, cada familia decide en que momento dar un teléfono a los menores por temas de comunicación, pero deben determinar límites o restricciones para su uso y tienen la responsabilidad de acompañarlos, pues el psicólogo no recomendó dar esta herramienta a un adolescente que no está preparado para emplear un dispositivo.
SIN EDAD IDEAL PARA ADENTRARSE EN LA TECNOLOGÍA
El psicólogo educativo menciona que no existe una edad adecuada para que un infante tenga acceso a la tecnología, más bien se trata de un momento subjetivo, pues los padres de familia deben identificar en qué momento el uso de un celular es necesario y adecuado para sus hijos.
De primera instancia para estar comunicados, pero también les sirve como una herramienta educativa, principalmente después de la pandemia por Covid-19, pues no habrá una separación de la tecnología y la enseñanza-aprendizaje.
Reitera que no existe una edad ideal para darle un celular a un estudiante, pero sí existen condiciones subjetivas emocionales, familiares y sociales para adentrarse en la red. Para ello, existen tres momentos importantes: los padres deben conocer e instruir a sus hijos cuando tienen un teléfono, deben establecer un diálogo de manera constante y concluir la supervisión en el uso de la tecnología e ingreso a internet al identificar que cuentan con las herramientas para sortear los embates del mundo digital.
SEÑALES DE ALARMA
Cuando un estudiante muestra mal humor constante, desvalorización, malestar, nerviosismo, culpa irracional, intolerancia, es impaciente y está excesivamente pendiente de las notificaciones del celular son actitudes que deben alertar a los padres de familia o tutores, precisa el psicólogo clínico.
A esto pueden sumarle que no quiere ir a la escuela, vive con angustia, acota su rango de movimiento y deja de convivir con sus amigos y familia, significa que algo ocurre y requiere apoyo, atención y ser escuchado.
Por ello, recomienda que deben darse un espacio para compartir con sus hijos, escucharlos, entablar un diálogo armonioso y respaldarlos en sus proyectos y sueños, para que los muchachos no recurran al internet a despejar sus dudas o crearse falsos refugios que lo único que hacen es vulnerarlos más.
Dice que más que criticar o controlar las redes sociales de los jóvenes, hay que tratar de comprenderlos porque juzgarlos puede orillarlos a crear otras cuentas para mostrar realmente lo que piensan y cortar de tajo ese canal para vincularse con la familia.
Finalmente, comparte que la tecnología puede ser muy seductora orillando a los chicos a cambiar puntos de vista fundamentales para su vida, pues las redes sociales pueden tener el poder de definirlos en su totalidad, invitándolos a ser todo y nada a la vez.
76.9 pot ciento de los pobladores de la entidad tlaxcalteca tienen acceso a un dispositivo móvil.
EL APUNTE
Entre siete y ocho horas a la semana destinan los alumnos en los videojuegos, según una aplicación que mide el tiempo frente a la pantalla, compartió Marco Alvarado.
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