En su visita a la Ciudad del Vaticano, el gobernador del estado, Marco Antonio Mena Rodríguez, y su esposa, Sandra Chávez Ruelas, entregaron al Papa Francisco una escultura artesanal hecha de tlaxistle.
El tlaxistle es la materia prima que los artesanos de Tizatlán usan para elaborar los tradicionales bastones tallados, bastones de mando, esculturas en miniaturas, lapiceros y abrecartas, y está en riesgo de desaparecer.
Javier Mendoza Sandoval, jefe del departamento de restauración de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) en Tlaxcala, explicó que la sobreexplotación de este arbusto, endémico de México y emblemático de Tlaxcala, se debe a su importancia económica, social y cultural.
Por sus características como la rigidez, la resistencia y el ser un material que no se astilla, las ramas del tlaxistle han sido la madera predilecta -durante varios siglos- para la creación de diversas artesanías.
Según algunos artesanos, la cúspide de esa sobreexplotación ocurrió hace algunos años cuando hubo una excesiva demanda de botones hechos a base de tlaxistle que eran colocados en unos canguros elaborados en Contla, y para eso fueron cortadas varias ramas de arbustos de más de 20 años de vida, pues eran las que tenían el grosor adecuado.
Pero el corte desmedido de ese arbusto no ha sido la única causa de que hoy esté en peligro de extinción.
Los incendios forestales, la falta de información entre los artesanos para originar su reproducción y el tiempo que la planta tarda en crecer (alrededor de 20 años) son otros de los motivos que han contribuido a la disminución de los ejemplares.
QUÉ PASA SI DESAPARECE
En caso de que el tlaxistle desapareciera de la tierra tlaxcalteca no solo se extinguirían con él las artesanías de Tizatlán y parte de la cultura del estado, sino que también habría serias afectaciones al ecosistema.
Según la Conafor esa especie tiene la habilidad de restaurar las áreas perturbadas o erosionadas, por lo que al ser una planta pionera su función es contribuir a la recuperación del suelo y de la vegetación.
Por eso, la disminución del tlaxistle acelerará la erosión de los suelos de donde es cortada y permitirá que sean mayormente de tepetate, comentó Javier Mendoza Sandoval, jefe del departamento de restauración de la Conafor en Tlaxcala.
De hecho, mencionó que los pocos arbustos que hay han tenido que adaptarse al tipo de suelo que en su mayoría es de tepetate, y que las raíces de la planta ya no crece hacia el fondo, sino que se extiende a los lados.
Agregó que para que el tlaxistle se recupere y en la entidad su población crezca deben pasar alrededor de 15 años, tiempo en que la especie –plantada en los últimos años en varias zonas del estado- tardará en madurar.
EL CERRO OSTOL, SITUACIÓN CRÍTICA
De acuerdo con datos de la Conafor el tlaxistle está distribuido en suelos de Panotla, Ixtacuixtla, Totolac, Tlaxcala, Españita, Sanctórum y Emiliano Zapata, pero es en el cerro del Ostol, en Tizatlán, municipio de Tlaxcala, donde su situación se torna crítica.
El Sol de Tlaxcala hizo un recorrido por diversas zonas del cerro del Ostol y constató que hay una carencia de dicha planta.
De hecho, solo fueron ubicadas algunas especies jóvenes, de unos cinco años de vida, que sobreviven en un suelo que ha sido lastimado por el hombre y que si bien alcanzan tamaños de hasta dos metros o más de altura, el grosor de sus varas es menor a una pulgada, lo que la hace inutilizable para la fabricación de bastones.
Hallar las especies que fueron plantadas hace no más de siete años fue una tarea difícil, pues pocas se adaptaron al proceso de reforestación.
LOS ARTESANOS LA CONSERVAN
Desde 2011, cuando la Conafor documentó la disminución del tlaxistle, los artesanos de San Esteban Tizatlán implementaron acciones para proteger y preservar esa especie emblemática de Tlaxcala.
Además de participar en las actividades para reforestar los suelos y buscar otro tipo de materiales para la elaboración de sus productos -como el cedro- los artesanos han llevado el tlaxistle hasta sus casas, en donde lo cuidan y vigilan que se reproduzca.
Es el caso de Ricardo Molina Sarmiento, integrante de la cuarta generación de artesanos en Tizatlán, quien hace aproximadamente 15 años sembró ese tipo de arbusto, materia prima para la elaboración de sus productos, en los jardines de su vivienda.
Y es que él, al igual que la mayoría de los artesanos de la región, es consciente de la sobreexplotación de la que fue víctima el tlaxistle y la situación que actualmente enfrenta.
En entrevista, recordó que en 2011 inició de manera formal el rescate de la planta a través de un Programa Piloto para la producción del tlaxistle en invernaderos y luego, en 2014, la reforestación en el cerro del Ostol, en Tizatlán.
PROCESO DE CONSERVACIÓN DE CONAFOR
El jefe del departamento de restauración de la Conafor en Tlaxcala explicó que desde 2011 la Conafor ha implementado trabajos para la conservación y el rescate del tlaxistle, y que en 2013, a través de una prueba piloto de reproducción vegetativa por vareta, logró la obtención de 30 mil plantas, pero de las que solo sobrevivieron el 2 %.
Por ello, un año después personal de la dependencia optó por la recolección de los frutos para extraer la semilla, y una vez en cautiverio las hicieron germinar y crecer hasta un metro de altura en un invernadero de Atlahapa, municipio de Tlaxcala.
Dijo que de ese proceso obtuvieron 30 mil especiales y que de ese total durante 2015 y 2016 fueron plantados más de 22 mil 600 arbustos en zonas de Tlaxcala y Totolac.
La distribución de las 22 mil 600 especies plantadas como parte de las reforestaciones de 2014 y 2015 quedaron de la siguiente manera: 8 mil 600 en Tizatlán, Tlaxcala; 7 mil en Los Reyes Quiahuixtlna, Totolac; 6 mil en Temezontla, Panotla y mil más en San José Escandona, en Ixtacuixtla.
Actualmente la Conafor reproduce las especies en dos viveros. Uno está ubicado en Atlahapa, municipio de Tlaxcala y otro en la base militar instalada en el municipio Atlangatepec, en donde llevan a cabo el proceso de la siembra hasta que alcanzan la talla idónea para ser reforestados.
INCENDIOS RECIENTES
A mediados de marzo pasado en el cerro del Ostol de Tizatlán se registró un incendio que causó una afectación a la ecología en más de 70 mil metros cuadrados, y en donde las llamas consumieron decenas de árboles de sabino, encino, ocote y tlaxistle.
Y para contrarrestar esos estragos, el gobierno estatal, de la mano de la ciudadanía y del gobierno federal, implementarán en los próximos días una reforestarán en las zonas afectadas.
DESCRIPCIÓN DE LA PLANTA
El tlaxistle (amelanchier denticulata) es un arbusto sin espinas que crece en suelos pobres y calizos, y es nativo de México y emblemático de Tlaxcala.
Las plantas llegan a crecer hasta tres metros de altura, posee un tallo ramificado, rígido, grisáceo o a veces en color café.
En los picos de las ramas en ocasiones llega a tener muy pocas flores blancas de aproximadamente un centímetro de diámetro, que luego se convierten en frutos y semillas carnosas parecidos a unas “manzanitas” ya que son globosos, rojos, de un centímetro de largo y están cubiertos de pelillos erguidos.
ES PREHISPANICO EL TALLADO DEL TLAXISTLE
El presidente de comunidad de Tizatlán, Alejandro Sarmiento Padilla, mencionó que la elaboración de los tradicionales bastones coloridos, tallados y de mando, así como otras piezas ornamentales y las miniaturas talladas en varas de tlaxistle son actividades prehispánicas.
De hecho, dijo que las ramas de ese arbusto poseen características especiales que la hacen idónea para elaborar los bastones. Sin embargo, aceptó que antaño sí hubo una sobre explotación, pero dijo que en el momento en que los ciudadanos, y principalmente los artesanos, conocieron la grave situación en la que se encontraba su materia prima implementaron estrategias para recuperar la especie y evitar su extinción. Además, según lo refieren crónicas de la época colonial, con el tallado de la madera de ese arbusto los indígenas elaboraban el teponaxtle y el huehuetl.
DISEÑOS ÚNICOS
- Ayudados de un formón y sus manos, los artesanos moldean piezas únicas que se convierten en arte, y cuyos costos van desde los 200 pesos y pueden alcanzar los 30 mil pesos o más según el tipo de artesanía y el mercado.
DATO:
Para que una vara pueda ser convertida en bastón debe tener un grosor mínimo de dos pulgadas, y para que la planta obtenga esa medida deben pasar entre 15 y 25 años.
- 30 Mil pesos puede costar una artesania tallada en su madera
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