Un patito de Atlahapa, primera pieza de la coleccionista Ruth Deutsch Lechuga

La investigadora de origen austriaco acumuló 13 mil piezas de arte popular mexicano

Mónica Vargas / El Sol de Tlaxcala

  · viernes 24 de mayo de 2024

Ruth D. Lechuga (qepd) fue amante del arte popular mexicano. Foto: Cortesía / Artes de México

En un México que se abandona y se ignora a sí mismo, la mirada distante y llena de curiosidad de Ruth Deutsch Lechuga (qepd) se convirtió en testigo excepcional de un país tan diverso como extenso. Durante 60 años recopiló 13 mil piezas de arte popular mexicano, la colección más amplia registrada en el mundo.

Curiosamente, la primera adquisición que hizo fue un patito de Atlahapa. De acuerdo con el Museo Franz Mayer, la doctora, fotógrafa, coleccionista e investigadora de origen austriaco hizo un viaje a Tlaxcala en 1941. Al salir del santuario de Ocotlán, quedó impresionada con una jarra en forma de pato hecha de barro bruñido, que era utilizada para llevar agua bendecida del Santuario a casa.

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El patito de Atlahapa es una de las piezas artesanales icónicas de Tlaxcala. Foto: Archivo / El Sol de Tlaxcala

Con esa sola artesanía y el rostro iluminado de sorpresa, Ruth Lechuga inició su compilación, la cual es reconocida internacionalmente como la mejor que existe en México. A la vez es la más documentada. De hecho, ella misma avanzó en la catalogación de más de ocho mil piezas y el trabajo continuó después de su muerte en 2004.

EL PATITO: SELLO DE ATLAHAPA

Los patitos serán siempre la estampa que le da identidad al pueblo de Atlahapa. Estos eran utilizados por los pobladores prehispánicos para recoger agua del río y mantenerla fresca al momento de consumirla.

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Con el paso del tiempo, el recipiente resguardó otras bebidas y líquidos como el agua bendita de las iglesias. Ahora, aunque siguen siendo prolíficos, su uso ya no es el mismo, pues enfriar el agua dejó de ser un problema desde la invención de los refrigeradores.

En la actualidad, los patitos de barro bruñido se usan como centros de mesa o decoración de la casa. Además, los hay de muchos tamaños nuevos, colores y decoraciones talladas. En ese sentido, no es sorpresa que enamorara rápidamente a la coleccionista.

EL LEGADO DE LA DOCTORA LECHUGA

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El 22 de junio de 2017 fue inaugurado el Centro de Estudios de Arte Popular Ruth D. Lechuga, como parte del Museo Franz Mayer, al que la doctora donó su colección antes de morir. Ahí se resguardan y se ponen a la disposición de investigadores las miles de obras de arte popular que la gran especialista, viajera y promotora del arte mexicano le heredó.

En su conjunto están identificadas 22 ramas artesanales, destacando sus máscaras, indumentaria y otros textiles, piezas de lacas, cerámica, juguetes, miniatura, entre otros. En las fuentes bibliográficas dicen que Ruth Lechuga las recopiló en alrededor de 450 localidades de 23 estados de la República.

Como dato curioso, recibió varias ofertas de construirle museos en Michoacán, en Veracruz y en Jalisco, pero ella se sentía obligada con la Ciudad de México que la acogió como exiliada de Austria en 1939 cuando huía de la persecución nazi y quería que su colección estuviera más fácilmente al alcance de los artesanos de todo el país.

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Ruth Deutsch Reiss se graduó en Medicina por la UNAM en 1946 y se hizo de un apellido nacional al casarse con el radiólogo Carlos Lechuga en 1951, por lo que fue naturalizada mexicana en 1954.

Conformó de manera privada el acervo que hoy resguarda el centro que lleva su nombre por su evidente sensibilidad estética, pero ¿será que el arte también se convirtió en un salvavidas para ella?

Quienes han estudiado el conjunto, destacan que los objetos denotan una comprensión del fenómeno artístico de las comunidades indígenas y mestizas muy superior a lo que se puede advertir en otros acervos coetáneos. Esto refleja su interés por un nuevo mundo al que retrató por seis décadas y al que terminó por considerar un hogar.

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Marta Turok, antropóloga y curadora de arte del Museo Fran Mayer, destaca que la exquisitez en la colección de Ruth Lechuga llama la atención por todo el trabajo que lleva, pero “no va por ahí el interés principal. La colección sirve para algo. Enseña las distintas raíces de este país: esto es México”.