Durante décadas, lanzar piropos a las mujeres fue atribuido a quienes ejercen el oficio de la construcción, es decir, a los albañiles que desde sus diferentes sitios de trabajo emitían una frase para halagar la belleza femenina.
Sin embargo, esa manera de hablar que forma parte del lenguaje y de la cultura mexicana, poco a poco va perdiendo arraigo entre los albañiles que hoy, tres de mayo, Día de la Santa Cruz, también celebran su día.
Hasta hace algunos años era común que las mujeres escucharan un piropo cuando pasaban cerca de una zona de construcción en donde laboraban hombres.
“Se están cayendo los ángeles del cielo”, “si Cristóbal Colón te viera, diría: ‘Santa María, pero que Pinta tiene esta Niña”, “me gustaría ser papel para poder envolver ese bombón” o “qué comen los pajaritos… masita”, son algunas de las frases que eran agradecidas por las féminas.
Sin embargo, esa manera de alabar y reconocer la belleza de las mexicanas cada día es menos usada por los trabajadores de la construcción, pues a decir de algunos de ellos las diversas reformas a las leyes lo han catalogado como acoso sexual.
Enrique Pérez, dedicado a ese oficio, relató que hace aproximadamente dos años uno de sus compañeros perdió su empleo por “piropear” a una mujer. Explicó que la dama se sintió ofendida y se quejó con el dueño de la empresa, quien optó por prescindir de sus servicios.
Aunque también reconoció que hay algunos piropos que sí resultan desagradables y que incluso rayan en lo vulgar.
ES LA ALBAÑILERÍA UN TRABAJO PESADO, COINCIDEN
Entre cemento, grava, cal y arena, quienes se dedican al oficio de la construcción laboran en condiciones difíciles y hasta precarias, en un trabajo considerado como uno de los más pesados que los mexicanos realizan.
Trabajar sin importar las inclemencias del tiempo, cargar bultos de material de un peso de hasta 50 kilogramos, excavar en la tierra, mezclar el concreto, aguantar el polvo del cemento, de la arena y de la cal que dañan sus ojos, su piel y sus vías respiratorias, son algunas de las situaciones que diariamente enfrentan.
Y aunque es un trabajo flexible ya que en la mayoría de los casos no tienen un patrón, es un oficio en el que un buen número de constructores no tienen prestaciones de ley como la seguridad social, y a eso se suma un salario que apenas es suficiente para solventar sus gastos cotidianos.
“Lo bonito de esto es que siempre hay trabajo”, expresó uno de los miles de hombres que se dedican a la construcción en Tlaxcala.
Nosotros evitamos hacer comentarios ofensivos, cuando vemos pasar a una mujer bonita llegamos a decirles ‘mija’ o ‘mamacita’ y nosotros no lo hacemos con ninguna mala intención, además la mujer mexicana es guapa y es inevitable no voltear a verlas cuando pasan por donde trabajamos
Albañil