A su paso por Tlaxcala, en busca de empleo y seguridad en Estados Unidos de América (EE.UU) , los indocumentados le tienen más miedo de morir en manos de la policía que a la nueva cepa del coronavirus. Y llegan sin cubrebocas y sin gel antibacterial y tampoco mantienen la sanada distancia.
Tras pasar altas temperaturas en costas del golfo de México, descansan juntos para generarse calor y superar el frío que se registra en la sierra.
Después de caminar 20 días en camión, en tren y a pie, algunos llegan a la casa del migrante la Sagrada Familia de Apizaco con gripe y tos donde son atendidos.
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Pero antes se juegan la libertad frente a una decena de policías de la Guardia Nacional (GN) y del Instituto Nacional de Migración (INM).
En los tres recorridos diarios que hace Ferrosur de Veracruz a la Ciudad de México, los ilegales se trepan, para llegar más rápido a EE.UU.
No tienen miedo a morir a la tercera ola del coronavirus que literalmente ya se desató entre jóvenes. Su temor es que sean detenidos por el INM. La falta de bienestar e inseguridad que viven en sus países, los obliga a emigrar en busca de empleo en México, EE.UU o Canadá. Sin embargo, cuando atraviesan tierras de Xicohténcatl se enciende el semáforo rojo, pues en el mejor de los casos son deportados.
Aun cuando el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se comprometió que no habría redadas contra la migración internacional, el INM las mantiene activas. En vehículos o a pie los uniformados persiguen a los indocumentados en las inmediaciones a las vías del tren de Huamantla, Apizaco, Xaloztoc y Muñoz de Domingo Arenas.
No obstante, los cientos de hondureños, salvadoreños y guatemaltecos que han abandonado sus países, literalmente no pueden ser contenidos por el INM. El acelerado paso de hombres, mujeres y niños, ha rebasado las estrategias del gobierno de la República.
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La tarde del lunes, una veintena de hondureños descendió de la llamada "bestia de acero" en Lázaro Cárdenas, municipio de Huamantla. Antes de las 16:00 horas, eran perseguidos por el INM bajo el puente de Xaloztoc.
Esta estrategia tiene lugar todos los días, empero, sin la presencia de personal de elementos de la Comisión Estatal de Derechos Humanos.
Los refugiados en México, caminan agotados, sin víveres soportando los factores climáticos: lluvia, frío y calor.
Noé N. y sus "compas" salieron de San Pedro Sula, Honduras el uno de agosto y, en breve plática, denunció que los viene persiguiendo la policía.
Bajo el puente de Xaloztoc, el tren carguero de Ferrosur no se detuvo a las señas de ellos, algunos intentaron ascender pero fue muy riesgoso. Mientras, los uniformados se quedaron atrás, escondidos bajo el puente, mientras que los viajeros huyeron en carrera veloz.
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MÁS DE OCHO MIL ATENDIDOS EN EL ALBERGUE
Al respecto, Elías Dávila Espinoza, responsable del albergue, dijo que de enero a la fecha han apoyado a ocho mil 200 personas, cifra récord en 11 años.
Y afirmó quepor fortuna a Migración la gente ya lo rebasó, capturan a 10, pero se pasan 200.
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Expuso que tienen problemas para alimentarlos, pues ingresan hasta 150, cuando el cupo es para 100 y los víveres se agotan.
Estamos exponiendo al personal de apoyo, pero lo hacemos bajo la protección divina de Cristo Rey, externó.
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Noé N., con sus compañeros de viaje, descansaron unas horas en el albergue; les ofrecieron alimentos, servicio médico y un cubrebocas.
Ellos, por fortuna la libraron y el siguiente paso será abordar el tren metros adelante. Ahí, olvidaron su cubrebocas para treparse cerca de peligrosos rieles de las vías. Nuevamente, unos a otros se cuidan de Migración y de la GN para cumplir con su sueño.
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