La capilla abierta de Tizatlán es afanosa testigo de la fusión producida por el choque de las culturas española e indígena, pues sus ruinas muestran la transición de la casa real de Xicohténcatl a un centro de evangelización; mientras, sus murales manifiestan el arte indocristiano o tequitqui que sirvió para imponer nuevos credos.
Cronistas e historiadores de diversas épocas consideraron al proceso de evangelización como algo evidente y hasta lógico, pero la historiografía especializada ha comenzado a revisar ese fenómeno como un proceso cultural de múltiples vértices, en el cual aquellos espacios juegan un papel significativo.
Consideran que las capillas abiertas fueron utilizadas como espacios escénicos para los procesos de imposición cultural entre las diferentes instituciones religiosas que intervinieron durante la cristianización del territorio novohispano.
Así, la capilla abierta de Tizatlán es un monumento arquitectónico posiblemente construido hacia finales de la década de los 30's del siglo XVI, sobre el Tecpan o palacio de Xicohténcatl y cuya edificación estuvo a cargo de indígenas bajo las órdenes de los frailes franciscanos.
De acuerdo con el restaurador y diseñador del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Ricardo Jesús Mendoza Santos, el espacio fue construido en diversas temporalidades del siglo XVI, pero a pesar del paso de los años carece de una torre, la cual estaba proyectada pues existen vestigios de clavos de piedra y una puerta clausurada.
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Señaló que la estructura cuenta con arcos formeros, contrafuertes, una cornisa, entablamento, ventanas y remates, también exhibe pilares tallados en piedra con principios geométricos, propios de ese siglo.
Comentó que el espacio fue edificado sobre el Tecpan o palacio de Xicohténcatl, cuyo significado es “lugar donde se asientan los poderes o lugar donde moran las voluntades de la divinidad”.
Actualmente el espacio se observa en su conjunto, pero considera que fue hecho por partes, al mando de fray Martín de Valencia, los cuales datan desde Xicohténcatl el “viejo”, Xicohténcatl Axayacatzin y años posteriores, pero también del siglo XVI.
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La construcción de la capilla es a base de piedra bola pegada con lodo y los muros recibieron una cubierta de sillares de piedra unidas también con lodo, para posteriormente recibir repellados de barro y al final un fino enlucido de cal.
LOS MURALES
En su interior aún se conservan los murales pintados por tlacuilos, quienes eran dibujantes, labradores de piedra o madera, instruidos en la antigua escuela denominada Calmecac y plasmaron pasajes de la biblia, como el bautismo de Jesús en el río Jordán, la adoración de los Reyes Magos, Jesús en el Purgatorio, la Anunciación y la Alegoría Franciscana.
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A decir de Mendoza Santos, la capilla también tiene motivos religiosos y decorativos que sirvieron para animar a quienes participaban del ritual y para enseñarles nuevas creencias, a través de escenas plásticas, pero tomadas desde posiciones teológicas y dogmáticas.
El Arco Triunfal muestra un coro de ángeles y motivos ornamentales que ponderan la representación de Dios Padre, quien reparte bendición con su mano derecha y en la izquierda sostiene el mundo, para rematar la imagen con una diadema coronada con la cruz.
Explicó que también cuenta con elementos místicos, como la luna y el sol en ambos extremos, aunque en la parte inferior los arcos fueron decorados con expresiones vegetales y florales, pues eran consideradas lo más cercano a la divinidad.
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El arco toral fue decorado con elementos que remiten a la vida de San Esteban como el libro, la palma del martirio, el corazón ardiente de San Esteban y la corona de espinas convertida en flores, mientras que en el techo pueden observarse casetones decorados con querubines.
En otras zonas fueron representadas la Anunciación, la alegoría Franciscana y Jesús en el Purgatorio, así como la aparición de Cristo a sus apóstoles y una escena de la Resurrección.
Las figuras, delineadas en negro, así como los paisajes y vestimentas propias de la usanza española muestran el arte indocristiano, cuyo origen se dio en el siglo XVI, producto de aquellos artistas indígenas con educación monástica que se convirtieron al credo cristiano.
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Mientras, el historiador Armando Díaz de la Mora asegura en sus publicaciones que la capilla se clasifica dentro de las “abiertas aisladas”, pues mantiene una ubicación tradicional, es decir, al norte del templo religioso de San Esteban.
La construcción de la capilla es a base de piedra bola pegada con lodo y los muros recibieron una cubierta de sillares de piedra unidas también con lodo, para posteriormente recibir repellados de barro y al final un fino enlucido de cal.
La capilla abierta de Tizatlán es un monumento arquitectónico posiblemente construido hacia finales de la década de los 30's del siglo XVI, sobre el Tecpan o palacio de Xicohténcatl y cuya edificación estuvo a cargo de indígenas bajo las órdenes de los frailes franciscanos.