Después de casi ocho horas de recorrido y siete kilómetros de castigo por las principales calles de Chiautempan, las cuales se convirtieron por un día en caminos de Jerusalén y la explanada del parque Hidalgo en el Monte Calvario, sitio de la última morada de Jesús, se llevó a cabo la edición 54 de la representación de la pasión, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret.
Desde temprana hora, miles de visitantes se dieron cita para presenciar el realismo crudo con el que los integrantes de este grupo reviven lo que Cristo tuvo que pasar para la salvación del mundo, comenzando desde que fue presentado ante Poncio Pilato y condenado a muerte, para de ahí comenzar su difícil peregrinar hasta su muerte.
Encabezado por la guardia real de alabarderos, Jesús, representado por segundo año consecutivo por Juan Miguel Meléndez Flores, inició el suplicio para llevar en sus espaldas la pesada cruz de madera, de más de 100 kilogramos y, al llegar frente a la iglesia de la Soledad, se realizó la primera caída.
Posteriormente, en el parque La Paz, se recordó cuando Jesús se encontró con María en su camino hacia la cruz después de haber sido condenado a muerte, para posteriormente encontrarse con Verónica, quien limpió su rostro y dio cuenta del milagro al quedar plasmado el rostro de Jesús en el lienzo utilizado por la samaritana.
A los pocos pasos, nuevamente el suplició se vio interrumpido cuando una mujer se acercó a quien interpretaba el papel de Jesús para darle agua a beber, pero fue rápidamente alejada por los guardias.
Al continuar su camino, los azotes eran cada vez más lacerantes, pero a pesar de ello el camino de tortura continuó, viniendo detrás e igual siendo severamente castigados, los ladrones Dimas y Gestas, quienes traían consigo un madero atado a las manos que dejaban caer en algunas ocasiones ante la severidad de los golpes, que eran acompañados de gritos y empujones.
Después del cansancio y no poder levantar el pesado madero, a su ayuda acudió Simón de Cirene, quien fue obligado a dejar la leña que llevaba para ayudar en el camino al Calvario, no sin antes ser severamente flagelado por los guardias, quienes disfrutaban cada azote asestado a la humanidad de quienes trasportaban la cruz.
Así continúo el camino de Jesús, quien frente a la iglesia de Nuestra Señora de Santa Ana cayó por segunda vez y donde, a pesar de las heridas, consoló a mujeres que sufrían al presenciar tan bestial trato del que era objeto.
Al avanzar y ya casi sin aliento, Juan Miguel tuvo que ser auxiliado por un alabardero para continuar con su camino, por lo que otros más de los actores tuvieron que llevar el pesado leño hasta la entrada al Convento de Nuestra Señora de los Ángeles, mientras el joven se recuperaba para recorrer el último tramo hasta la explanada del parque Hidalgo, en donde se encontraba ya el estrado donde fue colocado su cuerpo.
Al filo de las 15:00 horas, los primeros en aparecer fueron los ladrones, quienes a pesar de los lacerantes azotes y continuas caídas alcanzaron a llegar al lugar donde serían crucificados.
El último en aparecer fue Jesús de Nazaret, quien con la poca fuerza que le quedaba y siempre castigado avanzó a paso lento el último trecho hasta “El Calvario”, donde fue colocado en la cruz y atravesado por las manos con clavos para fijarlo al madero y ser colocado junto a los dos ladrones.
Al pasar del tiempo los soldados romanos se jugaron a los dados la vestimenta de Cristo, quien yacía casi inconsciente en la cruz y que miraba al cielo y reclamaba a su padre por haberlo abandonado, a la vez que le exclama que los perdonara pues no sabían lo que hacían.
Antes de su muerte, Jesús pidió de beber y le fue acercada una esponja bañada en vinagre, lo que no logró mitigar su sed, para luego dirigirse a María y Juan y, con voz tenue, decirle que ahí estaba su hijo y a él que ahí estaba su madre.
Al caer las 16:00 horas y poco antes de la muerte de Jesús, Judas ya colgaba de un árbol, pues no encontró alivio alguno para su traición más que quitarse la vida.
Con el último aliento que le quedaba, Jesús exclamó que finalmente todo estaba consumado, para después perder la vida para la salvación de los hombres.
- 4 mil
Jóvenes al menos participaron en la representación y organización
- El dato:
Cada año participan los grupos juveniles “Jeshua”, “Nosotros por tradición” y Proyección Juvenil