Mujeres sobrevivientes pelean para que la tentativa de feminicidio en México se castigue con prisión preventiva oficiosa, así como para que los agresores no tengan beneficios anticipados, que la penalidad del delito suba y “que la vergüenza cambie de bando”.
Durante la vigésima primera sesión del Consejo con Perspectiva de Género de la Organización Editorial Mexicana (OEM), Carolina Ramírez narró cómo sobrevivió a un intento de feminicidio y la manera en la que, junto a su colectivo, nació la necesidad de luchar porque las leyes se reformen para garantizar la vida de las mujeres.
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“Las sobrevivientes de feminicidio estamos en el limbo, hemos logrado un poco que esto se ponga en la mesa, que nos volteen a ver, pero ha costado mucho trabajo porque si no morimos entonces no es suficiente”, afirmó.
“Lo logras: te salvaste. Pero las instituciones que se supone que están para atenderte, su personal, no tiene la formación para tratar la violencia de las mujeres (...) Te vas topando con una serie de personas que te ayudan, pero otras no, no te ayudan a tener la posibilidad de reconocerte como sobreviviente”, agregó.
Carolina Ramíez subrayó que algo que sucede mucho con las sobrevivientes es que les cuesta trabajo reconocerse a sí mismas como eso, pues “da mucha vergüenza pensar que alguien te agrede, que te trate de asesinar por una cuestión que no comprendes”.
Según dijo, un elemento importantísimo es que durante la cobertura de este delito, “la vergüenza debe de cambiar de bando, tiene que estar en el agresor, siempre”.
La reforma, que actualmente tiene el Senado de la República para su análisis, tipifica la tentativa de feminicidio para que las sobrevivientes tengan garantía de seguir con vida. ¿Cuál es la diferencia entre tentativa de feminicidio y no de homicidio? la penalidad.
“La penalidad es muy importante porque en ocho años que le dieron (a mi agresor) yo ya tenía que estar pensando si tenía que ir a vivir a Helsinki o Australia. En cambio si hubiera sido por feminicidio en grado de tentativa tendría por lo menos 20 años en los que yo ya podía planear y saber qué hacer. Hay una diferencia enorme”, afirma.
Explicó que lo que impulsan es una reforma para que precisamente sea prisión preventiva oficiosa y no de la voluntad del juez o su humor; además de que el agresor o agresores no tengan beneficios o que salgan anticipadamente porque “se portó bien y va para afuera”, así como que la penalidad suba de la mitad hacia arriba del delito consumado, como medida para garantizar nuestra vida. “Estos tres elementos son fundamentales en la reforma que ya se aprobó en el Congreso y está en el Senado para ser analizada”, dijo.
Reconocerse como sobreviviente
Ramírez insistió en que algo que sucede con las sobrevivientes es que les cuesta trabajo reconocerse de esa forma y por ello consideró que el periodismo debe considerar un elemento importante cuando se hacen coberturas: “la vergüenza debe de cambiar de bando, la vergüenza tiene que estar en el agresor, siempre”.
“Estamos en un limbo donde ni somos tan noticia porque no nos morimos pero tampoco se sabe muy bien qué pueden aportar, o dicen ha de estar mintiendo eso es terrible porque el dicho de las mujeres y de las sobrevivientes es cuestionado por todo el mundo, incluso de quienes están dentro del tema de violencia”, afirma.
Asimismo, considera que en el camino de las sobrevivientes existen personas que las ayudan, pero hay también quienes no les brindan la posibilidad de reconocerse de esa manera.
“Lo logras: te salvaste. Las instituciones que se supone están para atenderte, no tienen personal con la formación para tratar la violencia contra mujeres ni trauma severo ni violencia extrema pues tampoco con perspectiva de género”, agrega.
Ramírez destaca que el único culpable en este tipo de violencias es el agresor. “Y lo hemos visto en el caso de Yrma Lidia cuando dicen ‘tan bonita y jovencita, ¿qué hacía con el viejo?’ Siempre se le pone el punto de culpabilidad a la víctima y eso no. El único culpable en este tipo de violencias feminicidas es el agresor, cuando es él el que te asesina, te apuñala, te descarga balazos, te ahorca o la que sea la manera en la que quiere acabar con tu vida”.
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Mejores prácticas
Sara Lovera, periodista feminista y consejera permanente de la OEM, reconoció la investigación “Las sobrevivientes olvidadas por la justicia” realizada por Gloria Piña en la que da cuenta que en los últimos ocho años se han registrado 1.7 millones de ataques violentos contra mujeres y de esos 781 fueron considerados como intento de feminicidio.
“Ellas mismas dicen que tipificar la tentativa de feminicidio no es suficiente pues las sobrevivientes enfrentan un sistema donde no se reconoce el delito, ni hay análisis de las garantías de seguridad que debieran establecerse para que puedan continuar con su vida, muchas todavía viven bajo amenazas y problemas de salud”, afirmó.
Lovera consideró que identificarlas, explicarlas y analizarlas, ayudaría a hacerlas conscientes en la población, en los señores que imparten justicia y en el público en general. “La tipificación del crimen se está discutiendo, pero dicen que no será suficiente, ¿podemos explicar por qué son sobrevivientes? ¿Cómo una mujer desde que nace hasta su muerte vive violencia machista de múltiples maneras?.Desde esa perspectiva podemos hacerlas visibles y entendibles para todas las personas”, aseguró.
La feminista aconsejó que desde los medios se vale “hacerse como vigías” del sistema de justicia, pero también del sistema educativo o el sistema asistencial. “Los servicios de salud o estos anuncios de que dan mucho dinero y se atiende a las mujeres en verdad no las ven a ellas en el centro, tampoco las políticas públicas, parece que las autoridades solo son reactivas”, añade.
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