La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y las instituciones de educación superior del país regresarán a sus actividades académicas presenciales con “seguridad y prudencia”, aseguró el rector Enrique Graue Wiechers, luego de demandar respeto a la autonomía para mantener “el equilibrio respetuoso, colaborativo e independiente entre la Universidad y el Estado”.
Luego de que el presidente Andrés Manuel López Obrador cuestionó una vez más el martes desde su conferencia mañanera la determinación de la universidad de analizar el regreso a clases y la comparó con lo que ocurre con el colegio de las fuerzas Armadas, el rector afirmó defendió que el respeto constitucional de la autonomía universitaria es un elemento crucial para mantener el equilibrio respetuoso, colaborativo e independiente entre la Universidad y el Estado.
Al recibir el grado de doctor honoris causa por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), el rector aseguró que desde su autonomía las instituciones de educación superior son un actor dentro del andamiaje político sin hegemonías ideológicas o atendiendo circunstancias políticas transitorias.
Dijo que “en la universidad pública se cree en una educación popular, sin distinción de clases, género, preferencias o ideologías. Una educación de calidad humana, incluyente, crítica, libre, reflexiva y propositiva”.
Al ofrecer la conferencia magistral Los desafíos de la educación superior en este siglo y en el retorno a actividades en el marco de nuestra autonomía, Graue aseguró que desde su autonomía y con una óptica plural y diversa, las universidades públicas pueden vislumbrar los rumbos para incidir en el bienestar de sus comunidades y de nuestra nación.
“Sin hegemonías ideológicas o atendiendo a circunstancias políticas presentes ─que por definición son siempre transitorias─, es posible contemplar las distintas posturas y vislumbrar los rumbos para incidir en el bienestar de nuestras comunidades y de nuestra nación”, dijo.
Agregó que en la universidad pública se cree en “una educación popular, sin distinción de clases, género, preferencias o ideologías. Una educación de calidad humana, incluyente, crítica, libre, reflexiva y propositiva”. Pero también que las instituciones saben que están inmersas en una época de cambios educativos y sociales a los que deben responder con prontitud y certeza.
“Conocen que todas sus comunidades desean regresar a sus actividades, pero deben hacerlo con seguridad y prudencia. También coinciden en la importancia de ampliar la matrícula de educación superior, sin que ello merme la calidad educativa”.
Ante los universitarios potosinos enfatizó que “todo ello nos une e identifica y enfrentaremos estos retos con la fortaleza de nuestras comunidades y con la autonomía que nos define y caracteriza”.
Convencido señaló que la educación pública es un bien social y su financiamiento, oportuno y suficiente, es una obligación del Estado.
“Por supuesto que nos comprometemos con la autogestión independiente con compromiso social, transparencia y rendición de cuentas de cara a la sociedad”, destacó en la ceremonia solemne efectuada en el Edificio Central de la UASLP.
Enrique Graue expuso que las universidades públicas y autónomas se han transformado constantemente, por efecto del tiempo, frente a sí mismas y frente a la sociedad en la que están arraigadas.
Gracias a esta capacidad de adaptación y de reformularse es que persisten como un actor fundamental en el andamiaje político, económico, social y cultural de las distintas naciones y regiones.
Su autonomía no solo se trata de autodeterminación y autogestión, sino de un ejercicio de libertad, de compromiso social con los tiempos que viven, de generar conocimientos y formar profesionistas y ciudadanos informados, que transformen a la sociedad.
“Porque es la sociedad la que se beneficia de la autonomía al permitir que, ajena a intereses externos, la universidad eduque para transformar; investigue para modificar la realidad y disperse los conocimientos para desarrollar al país y a su entorno social”.
Explicó que por eso la educación y la autonomía universitaria son bienes públicos, de los cuales la sociedad obtiene los beneficios intelectuales necesarios para su permanente movilidad, progreso y evolución.
Indicó que el reconocimiento lo honra y al mismo tiempo es un compromiso para reforzar los lazos entre las instituciones, para continuar trabajando estrechamente hacia el cumplimiento cabal de sus funciones sustantivas.
En sesión extraordinaria del Consejo Directivo Universitario de la UASLP, en la que participaron el secretario General de esa casa de estudios, Federico Garza Herrera; la presidenta del Jurado de Honor, Sara Ladrón de Guevara González e integrantes de la Junta Suprema de Gobierno de la institución potosina, Enrique Graue insistió que las universidades públicas y autónomas se han transformado constantemente, por efecto del tiempo, frente a sí mismas y frente a la sociedad en la que están arraigadas.
Por ello, agregó, la educación y la autonomía universitaria son bienes públicos, de los cuales la sociedad obtiene los beneficios intelectuales necesarios para su permanente movilidad, progreso y evolución.
En el caso de la UNAM, expresó, se ha redefinido no sólo como una postura frente al Estado, sino como un crisol de diversas expresiones políticas, en donde la pluralidad ideológica y el sentido crítico e independiente de los universitarios se manifiesta para poder transformar más allá del efímero presente.
Consideró que entre los nuevos desafíos de las universidades públicas y autónomas están: vivir en un mundo profundamente desigual y con injusticias sociales insostenibles; padecer una economía globalizada que ha afectado intereses nacionales y ha propiciado nacionalismos exacerbados, populismo e intolerancias de toda índole.
También enfrentan la impostergable necesidad de igualdad de género y la erradicación total de la violencia, principalmente hacia las mujeres, así como la demanda creciente de educación.
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Requiere hacer frente a un mercado laboral incierto, con precarización del salario y que demanda competencias técnicas específicas, sin que por ello se deje de impartir una educación con sentido humano, integral y de dimensión universal. Asimismo, está la amenaza de proporciones civilizatorias que representa el cambio climático, enumeró.
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