Las amenazas y persecución por parte de miembros de la Mara Salvatrucha en los países del Triángulo Norte de Centroamérica no se detiene. Las solicitudes de asilo de quienes padecen esa violencia así lo confirman.
De acuerdo con la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), dependiente de la Secretaría de Gobernación, las solicitudes de asilo llegaron a 22 mil 600 en el primer trimestre, pero sólo en marzo alcanzaron un nivel récord de más de nueve mil. "Es un número que no habíamos tenido", señala Pierre-Marc René, encargado de Información Pública de la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Tapachula, Chiapas.
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Los huracanes Eta e Iota que azotaron la zona el año pasado han puesto a la población más vulnerable. "Los Mara saben que hay fondos circulando para la reconstrucción y están pidiendo más dinero a las familias, los impuestos de guerra como le llaman, y muchas personas están saliendo por esta situación", agrega.
Los migrantes están saliendo de sus países principalmente por temas económicos, de pobreza, pero los refugiados, a los que atiende la ACNUR, huyen de la violencia y amenazas, especialmente en Honduras y El Salvador.