Es una abuela con las alas extendidas, una abuela gallina que gusta cubrir a sus tres polluelos, estar con ellos, con “Coman- +din” que parece una copia suya. El “Sol grandotón”, un milagro de Dios su vida y “Magno”, el pequeñito, quien hace apenas tres meses, llegó a su familia.
“…Soy una abuela-gallina que le gusta mucho estar con sus tres nietos. Fin de semana que no los veo o días que no los veo, realmente no me saben. Son energéticos mis nietos
Los adoro. Los amo. Yo fui hija única pero ya me multipliqué por tres y ahora por tres más…”, dice orgullosa una legisladora de altos vuelos, pieza clave en la manufactura, análisis y dictaminación de leyes en apoyo a la mujer y a la niñez, en el Senado de la República.
Sí, se trata de la senadora Diva Hadamira Gastélum Bajo (PRI), quien los fines de semana anda en busca de las estampitas para el álbum de Panini.
En otra de las facetas de esta mujer, quien la viera, en aras de las estampas más difíciles, el pasado domingo, después del evento del partido (con el relanzamiento de la campaña de José Antonio Meade), buscando aquel tesoro para su nieto el mayor.
Pero, quién dijera que el mundo de las leyes, del Congreso, del Parlamento, con estar al pendiente de que el Presupuesto se ejerció correctamente, es incompatible con el ser madre, con hervir mamilas, con desvelos. No, no lo es.
Y lo relata con entusiasmo, con alegría, la diputada Alicia Barrientos Pantoja (Morena), secretaria de la Comisión de Vigilancia de la Auditoría Superior de la Federación.
“…Soy madre hace solo 3 meses. Tomé la decisión de que mi niño no fuera a guardería y estuviera conmigo.
Entonces, esto de compartir con mi hijo, porque se viene a trabajar conmigo, ha sido maravilloso…”
Con la satisfacción que se refleja en su rostro, la legisladora por el Distrito 12 de esta Ciudad de México (Cuauhtémoc), confía: “…Mi bebé me espera en la oficina.
Estoy amamantando y salgo a sus tres horas y regreso al trabajo legislativo…”.
Ahora, me queda claro que sí, que las mujeres podemos hacer mil cosas a la vez. Sí se puede, dice ufana, poco antes de iniciar la sesión en la Comisión Permanente del Congreso de la Unión.
Y como la cigüe.a no tiene horarios, por poco y que en plena discusión de las reformas estructurales, la primogénita de la senadora Ninfa Salinas Sada ve la luz primera en el salón de plenos de la Cámara Alta.
“Ella nació, creo que casi nace allí, en el Senado; pero muy contenta, muy orgullosa…”, refiere.
De hecho sus tres hijos de cinco, dos años y seis meses, nacieron en este sexenio.
Dice sentirse muy satisfecha, aunque por los avatares del trabajo legislativo, ya le tocó no estar en el cumpleaños de alguno de sus pequeños.
“…Sí, si me tocado. Siempre es difícil y es un momento doloroso, porque hay veces que uno tiene que elegir entre dos cosas que son importantes y son prioridades…”, relata.
Orgullosa confía: “…Ha sido un trabajo muy intenso ser madre. Muy intenso de estar con triple y cuádruple esfuerzo en todo sentido y también, la satisfacción de ver todas las reformas estructurales que se hicieron, a pesar de todo el tiempo que estuvimos que estar fuera de casa, atendiendo el trabajo del Senado…”