La extinción de los fideicomisos de ciencia no es el único golpe que la cuatroté pretende dar a los científicos mexicanos y centros de investigación.
Una nota informativa del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP), de la Cámara de Diputados, revela que para 2021, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador prevé destinar a la función Ciencia, Tecnología e Innovación un presupuesto 2.1 por ciento menor en términos reales (después de descontar inflación) respecto a lo aprobado para 2020. Sería el presupuesto más bajo en la última década.
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El reporte toma en cuenta la clasificación funcional del gasto para hacer el cálculo. Mientras que este año el presupuesto destinado a la función Ciencia, Tecnología e Innovación es de 51 mil 54 millones de pesos, para el siguiente el gobierno federal propone gastar 49 mil 963 millones.
De aprobarse el presupuesto enviado al Congreso, distintas instituciones pertenecientes al Sistema de Centros Públicos de Investigación Conacyt sufrirían en 2021 recortes de presupuesto respecto de los autorizados este año.
Los más golpeados serían el Centro de Investigación en Química Aplicada (con una reducción de 5.8 por ciento), el CIATEQ Centro de Tecnología Avanzada (5.1 por ciento), el Centro de Investigación en Materiales Avanzados (4.8 por ciento), la Corporación Mexicana de Investigación en Materiales (3.1 por ciento), El Colegio de la Frontera Norte (2.4 por ciento) y el Centro de Investigación en Matemáticas (2.2 por ciento).
El Centro de Investigación y Docencia Económicas sufriría un recorte de 1.3 por ciento; El Colegio de la Frontera Sur, de 1.0 por ciento; el Instituto de Investigaciones "Dr. José María Luis Mora", de 0.4 por ciento y el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica, de 0.3 por ciento.
En plena pandemia de Covid-19, la investigación médica también se vería afectada. El Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias Ismael Cosío Villegas tendría un recorte de 17.3 por ciento y los recursos del Instituto Nacional de Cancerología serían 38.8 por ciento menores.
Otros hospitales que padecerían importantes reducciones son el Hospital Regional de Alta Especialidad de Ciudad Victoria (58 por ciento), el Centro Regional de Alta Especialidad de Chiapas (45.4 por ciento), el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (18.9 por ciento), el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez (14.6 por ciento), el Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez (10.3 por ciento) y el Instituto Nacional de Salud Pública (16.2 por ciento), entre otros.
Además de los centros Conacyt y el sector Salud, otras entidades públicas enfocadas a la investigación también tendrían menos recursos.
Es el caso de la Universidad Autónoma de Chapingo (21.4 por ciento menos), la Agencia Espacial Mexicana (9.0 por ciento), el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (8.9 por ciento), el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (4.2 por ciento), el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (3.3) y hasta las Universidades para el Bienestar Benito Juárez García (3.3 por ciento), uno de los programas estrella de la actual administración en materia educativa.
FUTURO INCIERTO
La baja inversión en ciencia y tecnología es un problema que México arrastra de tiempo atrás. El reporte del CEFP indica que los recursos públicos dedicados a este propósito han mostrado un decrecimiento medio anual de 2.3 por ciento desde 2012.
El presupuesto científico apenas representa 0.2 por ciento del PIB. E incluso, contabilizando otros ramos como lo hace el gobierno federal, los recursos apenas alcanzan el 0.41 por ciento del ingreso nacional.
“Los recursos destinados a Ciencia y Tecnología se encuentran lejos de cumplir con el precepto, señalado en el artículo 119 de la Ley General de Educación, de destinar al menos uno por ciento del PIB al gasto para la educación superior y la investigación científica y humanística, así como al desarrollo tecnológico y la innovación, en las instituciones públicas de educación superior”, indica el reporte.
Invertir en ciencia y tecnología contribuye al bienestar de un país. El CEFP indica que de los 11 países con mayor Índice de Desarrollo Humano, siete también son los que destinan más dinero a investigación y desarrollo, con promedios superiores a 2 por ciento de su PIB. Estos son: Noruega, Suiza, Alemania, Islandia, Suecia, Países Bajos y Dinamarca.
De acuerdo con el documento, entre las pocas instituciones que tendrían más presupuesto para el siguiente año están la Universidad Nacional Autónoma de México (5.3 por ciento), la Universidad Autónoma Metropolitana (5.2 por ciento), el Instituto Politécnico Nacional (4.8 por ciento) y El Colegio de México (1.1 por ciento).
La reducción a los presupuestos de ciencia y la cancelación de fideicomisos se suman a otras acciones que la actual administración federal ha emprendido, entre ellas, retirar apoyos a becarios, prohibir a investigadores asistir a congresos académicos fuera de México y recortar 75 por ciento del gasto operativo de los centros de investigación en lo que resta del año (que finalmente fue echada para atrás). La última acción fue la decisión de Conacyt de retirar apoyos a los docentes de la Universidad Iberoamericana que forman parte del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).
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