Acabamos de iniciar el sexto mes de encierro por la pandemia, y aunque muchos ya están planeando qué obras de teatro, películas, antros, bares o restaurantes visitarán para recuperar el tiempo perdido cuando el semáforo llegue a verde, otros tantos mantendrán un paso modesto en la recuperación de sus actividades, o bien, seguirán sin salir por un largo periodo que se puede extender hasta 18 meses.
Y es que el confinamiento no sólo trajo la obligación de quedarte en casa para prevenir un contagio, sino una disminución del empleo y de los ingresos de los hogares, sin obviar el temor de que el virus siga suelto, aunque sea en cantidades mínimas.
De acuerdo con una encuesta de la consultora EY, la crisis sanitaria ha afectado drásticamente las finanzas de los hogares mexicanos, donde ocho de cada 10 reflejan un impacto negativo y el ingreso en tres de cada 10 se redujo más de 60 por ciento.
En este contexto, el día que el semáforo llegue a verde, sólo 57 por ciento de los mexicanos espera regresar a los hábitos que tenía en la era Antes el Coronavirus.
Según el estudio Perspectivas sobre el cambio en los hábitos de entretenimiento de los mexicanos, uno de cada cuatro mexicanos será cauteloso al realizar actividades fuera de casa y tendrán un regreso gradual, y una menor proporción tomarán una posición drástica sobre sus hábitos de entretenimiento; 15 por ciento evitarán salir y tres por ciento aprovecharán para disfrutar la vida saliendo aún más que antes del inicio de la pandemia.
"Las empresas de entretenimiento tienen una oportunidad de capturar una gran cantidad de consumidores al regresar a la nueva normalidad. Sin embargo, para acelerar esta reactivación deberán acercarse a sus clientes más fieles y repensar su estrategia de precios, su imagen de marca y su propuesta de valor en un entorno más competitivo” afirma Juan Solana, socio de Transformación de Negocios e Innovación en EY Latinoamérica Norte.
NO HAY DINERO
Roberto Escalona es coordinador de una cadena de restaurantes y pese a que su trabajo depende de la reapertura total de los centros de entretenimiento, él no saldrá más que lo necesario. Sus razones son múltiples y entre ellas está el recorte salarial que recibió, y que la pandemia también coincidió prácticamente con el nacimiento de su primer hijo.
“Leonardo nació el 3 de marzo y nos lo entregaron en el hospital el 10, entonces fue casi de inmediato que empezó la pandemia y en mi trabajo me bajaron el sueldo los primeros dos meses a la tercera parte, y ya ahorita apenas voy a la mitad”, dijo.
Por si fuera poco, Roberto es uno de los miles de mexicanos que estaba pagando su casa a través del crédito del Infonavit, pero las circunstancias lo obligaron a atrasarse en los pagos. “El problema no es tanto lo que tengo ahorita, porque sale para los gastos de mi familia, pero una vez que pase todo, sí me voy a tardar como unos seis meses en recuperarme”, dijo a El Sol de México.
Pero el dinero no es su única preocupación. Teniendo un niño de seis meses en casa un contagio es lo último que quiere vivir.
"Que salga la vacuna no es garantía, porque hay gente que le vale y que no se vacuna, y si no se cuidan es fácil que contagien a alguien más. Por mucho que te cuides, te estás exponiendo a que te peguen el virus”, dijo.
LOS SECTORES MÁS AFECTADOS
Según la encuesta de EY, los ramos más afectados son los de entretenimiento en interiores, como los restaurantes, los cines, los bares y los antros.
En este sentido, las medidas sanitarias más importantes para los consumidores encuestados son básicas y de bajo costo. El 93 por ciento considera como esencial la limpieza frecuente de todo el espacio, para 87 de cada 100 el gel antibacterial repartiro en distintos puntos de los centros de entretenimiento es básico, mientras que 86 por ciento considera de suma importancia el uso de cubrebocas por parte de todo el personal de servicio.
“El 57 por ciento de los mexicanos sí ve regresar a la normalidad, pero de manera ordenada. Entonces, muchos de los factores que inciden son la seguridad y el respeto a las reglas, como la sana distancia. El 25 por ciento será cauteloso, sí va a regresar, pero reducirán la frecuencia. Dicen que no dejarán de ir al restaurante, pero si antes iban diario, cuando retomen van a reducir la frecuencia”, mencionó el analista de la consultora a este diario.
“Además, 15 por ciento asegura que se volverá ermitaño por factores como el económico, pues 80 por ciento de las familias tiene menos ingresos y la crisis económica se ha ido acentuando y conforme pasan los días empiezan a cerrar negocios, las empresas que habían podido aguantar hasta ahora, ya están tomando medidas más fuertes, empezando por la industria del entretenimiento”, añade.
SÍNDROME DE LA CABAÑA
Además de las cuestiones monetarias, los cambios constantes en las actividades por el confinamiento y el regreso gradual a la normalidad jugarán un papel psicológico que puede resultar adverso para las personas, una vez que el semáforo llegue a verde.
De acuerdo con una publicación de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el síndrome de la cabaña consiste en una persona que experimenta miedo o rechazo ante la necesidad de exponerse y salir de casa después de un largo periodo sin hacerlo.
De acuerdo con Erika Villavicencio Ayub, investigadora, consultora y coordinadora de psicología organizacional en la UNAM, es probable sentirse incómodo al momento de retomar las actividades y se puede manifestar de forma física.
Para superar este tipo de impedimentos, la especialista recomendó iniciar con metas pequeñas como depositar la basura en el exterior o ir a la tienda.
"Es necesario intentar en repetidas ocasiones y con un grado de dificultad mayor para superar la situación. De esta forma, la persona podrá manejar la ansiedad y el miedo", señala.
Este síndrome, añade, se deriva de la sensación de que las personas se están exponiendo, de que hay ciertos pensamientos catastróficos y estas señales demeritan la motivación de salir.
Para la analista, esta condición es relativamente normal, debido a que la humanidad entera está atravesando por un evento sin precedentes.
El impacto mundial del virus, ha hecho que la humanidad tenga más miedo del patógeno que del terrorismo.
"La gente le tiene más miedo al terrorismo que a andar en auto", dice Peter R. Neumann, profesor de estudios de seguridad del King's College de Londres, según la agencia AFP.
Esto ocurre pese a que muere muchísima más gente en accidentes de auto o cayéndose en la regadera mientras se baña que como víctima del terrorismo, pero la gente le tiene más miedo al terrorismo porque es algo fuera de su control.
Aunque el terrorismo mata gente, dice Neumann, "su objetivo principal es manipular nuestras ideas y nuestros cálculos".
Pero el terrorismo del coronavirus es más aterrador no sólo por estar tan extendido, sino también porque es inmune a las respuestas habituales: no le hacen mella ni la vigilancia, ni los comandos de asalto, ni los dobles agentes, ni la persuasión. "No se trata de un enemigo humano o ideológico, o sea que no se inmuta ni con discursos ni con amenazas", dice Neumann. "El virus es algo que no conocemos ni podemos controlar".
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