TEHERÁN. La firma del acuerdo nuclear supuso para Irán su salida del ostracismo internacional pero hoy, tan sólo un lustro después, el pacto multilateral se encuentra al borde del colapso y las tensiones con Europa y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) van en aumento.
Calificado de “histórico” y de “bueno para todas las partes” por la Unión Europea, el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA) se rubricó el 14 de julio de 2015 en Viena tras dos años de largas y duras negociaciones.
El JCPOA puso fin a una década de crisis nuclear. La imposición de límites al programa atómico persa, entre otros a los niveles de enriquecimiento de uranio, quería garantizar que Irán sólo hiciera un uso pacífico de la energía nuclear.
Como destacó contundente tras la firma el entones presidente estadounidense, Barack Obama, el acuerdo “evitará que Irán consiga un arma nuclear” gracias a las inspecciones estipuladas del OIEA.
El OIEA verificó puntualmente en sus informes trimestrales el cumplimiento por parte de Irán de sus compromisos, pero esta garantía no fue suficiente para el sucesor de Obama en la Casa Blanca, Donald Trump, quien se refirió al JCPOA como “el peor acuerdo jamás alcanzado”.
Después de meses de amenazas y de denunciar que Irán no cumplía con “el espíritu” del pacto, Trump anunció el 8 de mayo de 2018 la retirada de Estados Unidos del acuerdo y la reimposición de sanciones económicas al país persa.
Esto dejó en la cuerda floja el pacto, firmado también por Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania, ya que la contrapartida que obtuvo Irán fue el levantamiento de las sanciones su contra.
Sin embargo, Irán decidió continuar el JCPOA, pero ante la inacción de Europa, el gobierno anunció que dejaba de cumplir con sus compromisos, como los límites al almacenamiento de uranio y agua pesada.
Ello ha traído consigo más sanciones del gobierno de Trump y una escalada de tensiones imprevisible.
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