La primera ministra británica, Liz Truss, está este jueves bajo creciente presión ante el aumento del número de diputados conservadores que han pedido públicamente su dimisión, que se suman a los que lo han hecho en privado mediante cartas a la ejecutiva del grupo parlamentario.
Al menos trece diputados del partido gobernante han confirmado en los medios de comunicación y las redes sociales que no confían en la jefa del Gobierno, que ha perdido autoridad tras haber tenido que anular la práctica totalidad de su proyecto político y económico por el caos sembrado en los mercados financieros.
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"Necesitamos un liderazgo sólido, y me temo que esto ha faltado claramente en Downing Street (residencia y oficina de la primera ministra) en las últimas semanas", declaró a "Times Radio" HenrySmith.
En el mismo programa, Steve Double dijo que "es hora de que (Truss) acepte eso y anuncie su dimisión y nos permita encontrar a un sustituto".
Sheryll Murray, diputada conservadora por una circunscripción de Cornualles, manifestó en Twitter que la posición de Truss"es insostenible" y confirmó que ha enviado una carta pidiendo una moción de censura interna en su contra al comité 1922 del grupo parlamentario, encargado de organizarla.
Algunos medios calculan que más de 50 parlamentarios, de 357 que tienen los conservadores en la Cámara de los Comunes, podrían haber escrito ya al presidente de ese comité, Graham Brady, para expresar su falta de confianza en la líder.
Según las normas de la formación, no se puede organizar una moción contra la dirigente hasta pasado un año de mandato, pero Truss podría decidir dimitir si Brady la informara de que ha perdido el apoyo de la mayoría de sus diputados.
Los parlamentarios "tories" tampoco descartan cambiar sus normas para poder celebrar antes esa moción, que normalmente se convoca cuando lo pide un 15 % de su grupo, actualmente 54 diputados.
Aunque muchos desean la marcha de la primera ministra -que asumió el cargo el pasado 6 de septiembre-, otros temen que ello provoque unas selecciones generales anticipadas que, según las encuestas, perderían.
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Por ello, tratan a toda costa de encontrar un sustituto de consenso que pudiera llevar al Gobierno y al partido hasta los comicios previstos en 2024.