El Gobierno brasileño vivió una galimatías sobre el combate a la deforestación y los incendios forestales en la Amazonía, después de anunciar la suspensión a partir del próximo lunes de esas acciones y, pocos minutos después, retractarse y confirmar la manutención de las mismas.
Primero, el Ministerio de Medio Ambiente, a través de un comunicado, indicó que suspendía las acciones después de un bloqueo de 20.9 millones de reales (3.8 millones de dólares) para el Ibama (regulador) y de 39.7 millones de reales (7,3 millones de dólares) para el Instituto Chico Mendes de Conservación (ICMBio).
Casi simultáneamente con el anuncio, el vicepresidente de Brasil y titular del Consejo de la Amazonía, Hamilton Mourao, afirmó a periodistas que el ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, se había "precipitado" y aseguró que el bloqueo de ese presupuesto, como parte de un recorte de gastos, no sería efectivo.
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"Sé que el Gobierno está buscando recursos para el subsidio de emergencia para la población (para paliar las consecuencias de la pandemia de nuevo coronavirus) y por eso recorta presupuesto de algunos ministerios, pero eso no va a pasar con el de Medio Ambiente y se creó una confusión donde no se debía", apuntó Mourao.
A las críticas de Mourao, que es un general de la reserva de raíces indígenas, se sumó el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, quien en una nota de prensa comunicó que la decisión de Salles causó "perplejidad" ante los "graves daños" que una determinación de esas puede causarle al medioambiente.
Pocos minutos después, y antes de que el eco de las críticas adquiriera mayores dimensiones, el Ministerio del Medio Ambiente emitió un segundo comunicado en el que se retractaba de la polémica decisión.
"Se dio el desbloqueo financiero de los recursos del Ibama (Instituto Brasileño del Medio Ambiente y los Recursos Renovables) y el ICMBio y, consecuentemente, las operaciones de combate a la deforestación ilegal y a los incendios proseguirán normalmente", subrayó la cartera en un segundo comunicado.
INCENDIOS Y DEFORESTACIÓN AL ALZA
La confusión se da en momentos en que el gobierno del presidente Jair Bolsonaro, fuertemente cuestionado por su política medioambiental, enfrenta la mayor deforestación de los últimos años y voraces incendios en la Amazonía y el Pantanal, el mayor humedal del mundo localizado en el centro-oeste del país.
El país sudamericano deforestó 87.2 millones de hectáreas desde 1985, la mitad de ellas en la Amazonía, principalmente para el uso de la pujante industria agropecuaria del país, denunció un estudio difundido este viernes por el Proyecto de Mapeo Anual de la Cobertura y Uso del Suelo de Brasil (Mapbiomas).
Según el informe, esta área vegetal nativa arrasada equivale a la décima parte del territorio del país y es superior al de una nación como Chile.
La Amazonía brasileña está en camino de cerrar 2020 con un récord de área devastada. Las proyecciones de las organizaciones ambientalistas indican que 1.3 millones de hectáreas pueden llegar a ser devastados, lo que sería la mayor área registrada en los últimos 32 años.
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La organización no gubernamental (ONG) Human Rights Watch, por su parte, indicó que los incendios aumentaron un 30 por ciento en la Amazonía brasileña en 2019 hasta llegar a los 89.178 focos, achacados principalmente a la deforestación ilegal, que el año pasado ya se disparó un 85 por ciento.
Sólo en las labores del combate de incendios por parte del Ministerio del Medio Ambiente, serían desmovilizados mil 346 socorristas, 86 camionetas, diez camiones y cuatro helicópteros.
Del Ibama, en tanto, se paralizarían las actividades de 77 fiscales, 48 patrullas y dos helicópteros, mientras que del ICMBio cesarían su actuación 324 fiscales, 459 socorristas y diez aeronaves Air Tractor que también daban apoyo al combate de incendios.