Dos ministros dimitieron y otros dos se dijeron dispuestos a dejar el gobierno en Sri Lanka después de las manifestaciones masivas de este sábado, que forzaron la renuncia del presidente, Gotabaya Rajapaksa, y el primer ministro, Ranil Wickremesinghe.
"Sri Lanka debería identificar rápidamente e implementar una solución que le permita conseguir la estabilidad económica y resolver las necesidades de la gente de este país", dijo en su carta de dimisión el ministro de Promoción de las Inversiones, Dhammika Perera.
Te puede interesar: Sri Lanka, en bancarrota: ¿qué llevó a este país de Asia a la peor crisis de su historia?
Además de Perera, quien ocupó el cargo por poco tiempo, el ministro de Transportes, Bandula Gunawardene, abandonó formalmente hoy el gobierno.
Los ministros de Turismo, Harin Fernanda, y Trabajo Extranjero, Manusha Nanayyakara, anunciaron estar dispuestos a dimitir.
Rajapaksa, acusado desde hace meses por los manifestantes de gestionar mal la crisis económica que azota el país isleño, anunció anoche que dimitirá el próximo miércoles, según informó el presidente del Parlamento, Mahinda Yapa Abeywardena.
Horas antes el primer ministro desde hace apenas dos meses, Ranil Wickremesinghe, aseguró también que abandonará el cargo y llamó a la formación de un gobierno de unidad nacional.
Por el momento, y hasta que las dimisiones de Rajapaksa y Wickremesinghe tengan lugar, el futuro político de la nación isleña sigue siendo una incógnita.
Miles de personas irrumpieron ayer en las residencias oficiales de Rajapaksa, dejando imágenes de manifestantes bañándose en su piscina y recorriendo los dormitorios de la mansión, y de Wickremesinghe, cuya casa privada fue incendiada también durante la jornada.
Las fuerzas de seguridad recurrieron por su parte al uso de gases lacrimógenos y cargaron contra manifestantes, dejando al menos 103 heridos según el Hospital Nacional de Colombo, entre los que se encontraban varios periodistas que cubrían los eventos.
Las masivas manifestaciones se enmarcan en un contexto de protestas constantes desde hace meses, debido al impacto sobre los esrilanqueses de una de las peores crisis económicas a las que ha tenido que enfrentarse el país desde su independencia en 1948, derivada de la merma de divisas de reservas internacionales y de un gran endeudamiento.
La tensión y el descontento aumentó en la isla a finales de marzo, cuando las autoridades impusieron cortes de luz de más de 13 horas, lo que llevó a la población a salir a las calles para pedir la dimisión del Ejecutivo de Sri Lanka.
Desde entonces, centenares de manifestantes se han instalado en las inmediaciones de la Secretaría Presidencial de Colombo y las protestas pacíficas alrededor de la nación isleña se volvieron habituales, mientras las autoridades tratan de llegar a un acuerdo de rescate con el Fondo Monetario Internacional (FMI).