NUEVA DELHI. Las calles repletas de niños en una barriada de Nueva Delhi, en pleno horario escolar, muestran los efectos de siete meses de confinamiento en la India, una situación que se traducirá en muchos casos en el abandono de la escuela.
Con unos 250 millones de estudiantes, la reapertura oficial de los colegios esta semana en la India fue sólo sobre el papel, ya que la mayor parte de sus regiones decidieron prolongar el cierre ante el continuo aumento de casos de coronavirus en el segundo país más afectado, con más de siete millones de infecciones.
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A la pobre infraestructura educativa, sobre todo en la India rural y suburbana, y una sociedad que ya hacía desertar a niñas durante su semana de menstruación o a niños durante las épocas de trabajo en los campos, se suma ahora la pérdida de un año escolar por la pandemia.
Desde el cierre de los colegios en marzo, la alternativa de clases online se convirtió en la mayoría de los casos en una quimera, tanto por la falta de acceso a internet como de dispositivos suficientes en las familias con varios hijos.
Bajo un techo de lona, junto a las obras de un puente en el capitalino Yamuna Kadhar, un maestro intenta mantener al día la formación de una veintena de jóvenes entre el ruido de las máquinas y el polvo que levantan las excavadoras.
“La educación a distancia (ahora) es difícil para una familia campesina que por ejemplo tiene cuatro niños con un solo teléfono en casa.
“Además, sin conexión eléctrica, el celular tiene que cargarse repetidamente con un panel solar”, por lo que durante la espera “ya habrá perdido la clase”, explica a Efe el maestro, Arvind Kumar.
Además, añade, los padres deben ir también al colegio todas las semanas a recoger el material de trabajo para sus hijos, lo que implica problemas laborales por las periódicas ausencias.
El coronavirus hace que muchos niños abandonen, “quieran o no”.
UN FUTURO SIN EDUCACIÓN
Un informe del Banco Mundial publicado este mes estimó que los confinamientos en el Sur de Asia dejaron sin educación a 391 millones de estudiantes de primaria y secundaria, la mayoría de ellos en la India.
“Esto está provocando un gran número de deserciones y pérdidas sustanciales de aprendizaje, que tendrán un impacto de por vida en la productividad de una generación de estudiantes”, indica el estudio, que estima que 5.5 millones de esos alumnos abandonará su educación.
Esa falta de aprendizaje puede proyectarse además en los ingresos futuros de los jóvenes, dice el Banco Mundial, con una pérdida media de cuatro mil 400 dólares a lo largo de su vida, “lo que equivale a cinco por ciento de sus ingresos totales”.
Al trasladar esta cifra a todos los niños en el Sur de Asia, la región podría perder 622 mil millones de dólares por el cierre de escuelas por la pandemia de Covid, o hasta 880 mil millones en un escenario más pesimista, estimó.
REZAGADOS
Una perspectiva que parece que se repetirá en barrios como Yamuna Khadar, donde entre sus dos mil viviendas no hay escuela, ni baños, y el servicio de agua potable y eléctrico es ineficiente o simplemente inexistente.
En esta situación, el acceso a la educación en un periodo de emergencia sanitaria es un privilegio, afirma a la agencia EFE el investigador de campo y activista por el derecho de las tierras Dev Pal.
Por una parte, una “familia no puede comprar tres o cuatro teléfonos porque debido al Covid-19 la mayoría han perdido su trabajo” y, por otro lado, “muchos de los padres, con una pobre educación, no saben usar el teléfono inteligente”, explica el promotor de los derechos.
Ante esta situación, los niños están tratando de superar estos obstáculos de un modo u otro antes de la vuelta a las clases, “cuando se encontrarán con sus compañeros de las zonas urbanas”, que a diferencia de ellos, “disponen de todas las facilidades para las clases en línea”, dice.
“Es posible que muchos estudiantes tengan (entonces) que abandonar la escuela, al quedarse atrás en el seguimiento del plan de estudios” respecto a sus compañeros más privilegiados, lamenta Pal.
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