El océano ha sido durante mucho tiempo una metáfora de la libertad: el último escape de los gobiernos y de otras personas.
Este episodio nos lleva a las costas de Inglaterra a bordo de Sealand, una micronación canalla fundada por un aventurero quijotesco en una plataforma antiaérea abandonada en 1967.
Conoce el proyecto: Reimaginando un reino: el propósito de "Dispatches from The Outlaw Ocean"
Desde sus entrañas exploraremos el mundo fantástico de libertarios y arquitectos utópicos atados al mar: renegados que buscan evadir las leyes de la tierra construyendo nuevos mundos en aguas internacionales y visionarios que creen que el océano puede proporcionar la solución definitiva para la supervivencia de nuestra especie.
Durante mucho tiempo, mi trabajo periodístico se ha centrado en los que usan el mar para asesinar, esclavizar, tirar residuos y robar.
Pero el lado romántico, salvaje y sin leyes de esa frontera también ha inspirado a inconformistas, desertores y visionarios, una serie de intrépidos personajes que han aprovechado las difusas leyes de altamar para soñar órdenes mundiales alternativos, refugios utópicos.
Lo que yo me pregunto es si estas creaciones se convertirán en naciones insulares o seguirán siendo sólo una idea.
Los DJs rebeldes se van al océano sin ley, navegan el embravecido Mar del Norte, más allá del alcance de las leyes británicas, ahí nacen las cadenas piratas de radio
Dos tercios del planeta están cubiertos por agua. Es la frontera más salvaje de nuestro planeta, tan impresionante como imprescindible para la vida, un lugar de descubrimiento y de reinvención incesante, una metáfora de la libertad, pero también un territorio profundamente distópico, donde se despliega la parte más siniestra de la humanidad.
Más de 50 millones de personas trabajan en el mar, donde los abusos contra el medio ambiente y los derechos humanos se suelen cometer con impunidad.
Como periodista, he pasado los últimos diez años informando desde esta frontera sin ley. Dirijo una organización de periodismo de investigación llamada The Oceans Outlaw Project, que informa sobre crímenes que ocurren en este espacio.
[Presentador] Estás escuchando Radio Caroline. Caroline, Caroline...
Es 1965, la BBC y otras cadenas se limitan a poner música popular a altas horas de la noche, dejando al público joven con ganas de más. Los DJs rebeldes se van al océano sin ley. Navegando el embravecido Mar del Norte en barcos más allá del alcance de las leyes británicas, nacen las cadenas piratas de radio.
En seguida atraen a millones de oyentes.
[Presentador] “Millones de niños han aprendido a decir, amo radio Caroline en el dial 199, y ellos la escuchan sin cesar desde las 6 de la mañana hasta las 8 de la noche”.
Uno de esos presentadores de radio piratas fue Paddy Roy Bates
Fue un paso más allá con lo de aprovechar la peculiaridad legal. En la Nochebuena de 1966, pilotó una pequeña embarcación hasta siete millas náuticas de la costa de Inglaterra donde había una torre antiaérea abandonada y llena de óxido.
La Torre Roughs estaba en ese momento justo por fuera de las aguas jurisdiccionales británicas.
Con la idea delirante de hacerle un regalo perfecto a su esposa, Roy cogió un garfio y una cuerda, se encaramó a bordo y lo declaró conquistado, llegando a salir hasta en las noticias locales de la época.
- [Entrevistador] ¿Por qué lo hiciste?
- Bueno, no soy lo que se dice introspectivo, ya sabes, y nunca he pensado de verdad en la razón por la que hago muchas cosas.
“Soy un inconformista. Hago lo atípico y disfruto haciendo lo atípico. Y este tipo de cosas no sólo me tientan, sino que me atraen como un imán y simplemente tengo que hacerlas, eso es todo”.
'Sealand' fue el nombre que le puso a la plataforma en desuso, justo fuera de las aguas territoriales británicas.
No parecía mucho, pero ahora era de él y solo de él, y el regalo perfecto para su mujer.
Aunque no pasó mucho tiempo antes de que los tribunales británicos pusieran en cuestión a la nueva nación de Bates, una historia original que recogieron los medios estadounidenses de entonces.
[Reportero] La Armada Británica envió un barco cerca. El hijo de Roy Bates, Michael, hizo disparos de advertencia.
Padre e hijo fueron llevados a juicio, pero un juez dictaminó que como Sealand estaba a siete millas náuticas y fuera de las aguas británicas, los británicos no tenían jurisdicción.
Bates lo tomó como un reconocimiento y creó una bandera, sellos, pasaportes y moneda con el impresionante perfil de su esposa, Joan, y un lema, 'E Mare Libertas', 'Del mar, la libertad'.
La improbable historia de la creación de la nación marítima más pequeña del mundo fue como meter un dedo en el ojo del derecho internacional.
La Armada Británica envió un barco cerca. El hijo de Roy Bates, Michael, hizo disparos de advertencia
Desde que en 1870 se publicó la novela de Julio Verne, Veinte mil leguas de viaje submarino, la gente ha soñado con crear colonias permanentes en el océano o bajo la superficie y reinventar en su beneficio las leyes de gobierno.
La República del Rosa, una versión adriática de Sealand, duró un total de 55 días antes de que el gobierno de Italia la hiciera explotar.
El movimiento para reconquistar los océanos ha recibido en nuestros días un renovado interés por parte de Silicon Valley y de los inversores en Bitcoin.
El Instituto Seasteading imagina mundos acuáticos en los que los gobiernos son elegidos en un mercado libre, donde es posible no pagar impuestos y donde los efectos del cambio climático pueden ser evitados.
- [Patri] Sólo necesitamos ampliar las fronteras construyendo ciudades flotantes, ciudades-estado en el océano.
El objetivo de esto es transformar por completo la forma de funcionamiento de los gobiernos.
Con un nombre que homenajea a las granjas del oeste americano [steading], los Seasteads son concebidos como autosuficientes y autónomos, en parte, una utopía libertaria; y en parte, un patio de recreo para multimillonarios.
El cambio climático y la subida del nivel del mar han hecho pensar en sus pioneras viviendas sostenibles y en sus sistemas de producción de alimentos como posibles soluciones.
Esta es una oportunidad increíble para que la humanidad vuelva a pensar la forma que puede tener la sociedad. No se trata sólo de explorar y encontrar nuevos territorios o de crear microestados-nación.
Estamos hablando de nuevas formas de organizar la sociedad sin fronteras fijas, sin divisiones ni limitaciones
Te invito a viajar a nuestras raíces. Venimos del océano y al océano volveremos.
Frente a todos estos grandes sueños de construir mundos nuevos en el océano sin ley, el principado de Sealand, con medio siglo de existencia, sigue siendo hoy la única micronación en pie en aguas abiertas.
Te acercas y no parece muy llamativo, pero es una maravilla, en parte porque todo el resto de experimentos similares a lo largo de la historia han fracasado en cuestión de años.
La forma de entrar en este reino oxidado parece insegura y ligeramente ridícula, pero es la que mejor encaja con toda la experiencia.
Hoy, la ciudadanía de Sealand se ha reducido a una persona. Es este tipo llamado Michael Barrington que está allí a todas horas, solo, y vigila.
Barrington llegó a Sealand por primera vez hace 33 años después de trabajar en emisoras piratas de radio.
Para él es una gran cueva para personas.
[Michael] ¿Dónde te pongo el sello? ¿En cualquier sitio?
En cualquier sitio. Sí.
¿Quién pasa por aquí? ¿Barcos de pesca en su mayoría?
-Barcos de prácticas, todos los días.
-Ajá.
-También hay pesqueros. Aparte de eso, no mucho más.
Entre las habitaciones dentro de las torres de cemento hay una capilla multiconfesional.
Algunas están por debajo de la línea de flotación y hay un sonido de chapoteo constante.
Una pequeña celda con un somier de hierro albergó una vez al único prisionero del estado en 1978, durante un intento de golpe de estado.
Estos tipos llegaron en helicóptero. Yo estaba aquí solo. Bajaron con un cabrestante, los ahuyenté.
Una cosa llevó a la otra. Acabé encerrado en una habitación 3 o 4 días, sin comida ni agua.
Prince Michael fue liberado y exiliado. Y luego volvió con su padre a recuperar Sealand con un helicóptero en una incursión al amanecer.
Liberaron a los mercenarios pero mantuvieron preso al abogado del empresario acusándolo de traición.
El señor Putz se declaró culpable del delito de traición. Finalmente lo liberaron después de que un diplomático alemán empezara a investigar, según se informó desde un programa local de noticias.
[Michael] Si tuviéramos un caso de traición, podríamos usar este lugar como juzgado, la cárcel está abajo y podríamos tener a nuestro vicario ahí, o lo que sea, esa es la capilla.
No puede haber porno infantil, porno de niños. No puede haber terrorismo
Así que cuando ejecutemos a los cabrones...
¡Esto es perfecto!
Se hace más y más raro con cada piso que baja.
Sí, ¡en serio!
Desde entonces, Sealand paga sus facturas y se mantiene a flote acogiendo a varias empresas, entre las que ha habido granjas de servidores de internet y empresas tecnológicas, alquilando su espacio para exposiciones, para bodas peculiares o para videos musicales.
Pero una cosa estaba clara para Bates: Sealand no se había creado con el espíritu de robar, sino de conquistar, y su gobierno permanecería firmemente arraigado en principios éticos y de derecho.
No puede haber porno infantil, porno de niños. No puede haber terrorismo.
Si quieres ser un país tienes que actuar como un país. Y actuar como un país implica un poco de moralidad, ¿verdad?
Aprovechando una laguna en el derecho internacional, Sealand llegó a mayor mientras otros proyectos de Seasteads nunca fueron más allá de la imaginación.
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Tal vez el verdadero secreto de la supervivencia de Sealand sea lo limitado de sus aspiraciones.
No tenía ambiciones territoriales. No buscaba crear un gran califato.
Desde la perspectiva de sus poderosos vecinos Sealand no era más que un reino oxidado, más fácil de ignorar que de erradicar