Agitando el fantasma del “comunismo” ante una multitud, el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, dio inicio este martes a su campaña para su reelección, en esta ocasión se enfrentará a su mayor rival, el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva.
"Este país no quiere retrocesos, no quiere la ideología de género en las escuelas, no quiere liberar las drogas. Este país respeta la vida desde su concepción y no quiere el comunismo", dijo Bolsonaro en Juiz de Fora, en el interior del estado de Minas Gerais.
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Bolsonaro escogió esa ciudad para su primer acto de campaña que comenzó este martes pues fue allí que, el 6 de septiembre de 2018, fue atacado a cuchilladas por un enfermo mental que intentó asesinarlo cuando faltaba un mes para las elecciones que lo llevaron al poder.
"Es la ciudad de mi renacimiento, donde mi vida fue salvada por nuestro creador", apuntó el líder de la ultraderecha, que según las encuestas comienza la campaña con una intención de voto cercana al 30 por ciento, frente al 45 por ciento que se le atribuye a Lula, abanderado de un frente progresista.
"Damos la largada donde intentaron pararnos en 2018", dijo en alusión al atentado, para luego animar a los brasileños a encarar el proceso electoral como "una lucha por la libertad" e impedir que el "comunismo" se instale en el país.
"Ellos proclaman justicia social de la boca para afuera, pero la verdad es bien diferente y llevan a los pueblos a la miseria", dijo Bolsonaro, quien volvió a citar a Venezuela como una "prueba de las elecciones equivocadas" que pueden tomar los votantes.
Sin citar a su adversario una sola vez, Bolsonaro aludió a los escándalos de corrupción que marcaron las gestiones del progresista Partido de los Trabajadores (PT), a lo que la multitud respondió una y otra vez gritando "Lula ladrón, tu lugar es la prisión".
El mandatario, capitán de la reserva del Ejército, recordó que juró "dar la vida por la patria como militar" y afirmó que ahora, "como ciudadano", mantiene el juramento y hará "todo por la libertad" de los brasileños.
Reiteró además su convocatoria para un gran acto nacional el 7 de septiembre próximo, en ocasión de la conmemoración de los 200 años de la Independencia de Brasil.
"El próximo 7 de septiembre vamos todos a la calle por última vez para conmemorar, en un primer momento, nuestra independencia, y en un segundo momento, la garantía de nuestra libertad", declaró.
En el acto también intervino su esposa, Michelle Bolsonaro, que se sumará a la campaña a fin de intentar reducir el rechazo que el mandatario tiene entre las mujeres, que representan cerca del 53 por ciento del padrón electoral.
Ferviente evangelista, Michelle pidió la "ayuda del buen Dios" y la "protección del cielo, del amor y la paz" frente a "un enemigo que sólo quiere robar, matar y destruir".
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Lula tiene previsto este mismo martes un acto a las puertas de una fábrica en el cinturón industrial de Sao Paulo, donde en la década de 1970 entró en el sindicalismo, para comenzar la que será su sexta campaña electoral con la intención de volver al poder que ya ejerció entre 2003 y 2010.