El Ejecutivo hongkonés accedió este miércoles a una de las reivindicaciones clave de los manifestantes, con el anuncio de la retirada definitiva del proyecto de ley sobre las extradiciones hacia China, una concesión que en cambio no bastaría para aplacar el descontento.
Este polémico texto que pretendía autorizar las extradiciones hacia China continental, fue el detonante de la crisis política que sacude la excolonia británica desde hace tres meses, la más grave desde su retrocesión en 1997.
Después de haber suspendido el examen del proyecto de ley, rechazando enterrarlo totalmente, la jefa del Ejecutivo hongkonés, Carrie Lam, cedió finalmente este miércoles, en una inusual claudicación por parte de su gobierno leal a Pekín.
"El Gobierno retirará oficialmente el proyecto de ley para apaciguar por completo las preocupaciones de la población", declaró Carrie Lam en un video difundido por sus servicios.
Esta retirada será ratificada en octubre por el Consejo Legislativo (LegCo), el Parlamento local.
"Demasiado tarde"
Los medios hongkoneses habían hablado a primeras horas de la tarde de la inminencia del anuncio. Y estas informaciones supusieron alzas en la bolsa de Hong Kong, esperando que la retirada del texto acabe con la inestabilidad política que comenzó a hacer mella en la economía de la excolonia británica.
Pero no es seguro que esta concesión sea suficiente para calmar a los manifestantes, que a lo largo del verano ampliaron sus reivindicaciones, para denunciar una erosión de las libertades y la injerencia creciente de China en los asuntos de esta región semiautónoma.
"No es bastante (...) demasiado tarde", declaró Joshua Wong, quien en 2014 fue la cara visible del "Movimiento de los Paraguas", y que fue detenido brevemente la semana pasada durante una redada contra las grandes figuras de la movilización actual.
"También pedimos al mundo que esté atento a esta táctica y que no se deje engañar por Hong Kong y el Gobierno chino. En realidad no concedieron nada, y se prepara una represión a gran escala", añadió.
"Nuestra determinación y nuestro valor para combatir por nuestra libertad van a continuar", pues "los hongkoneses merecen el sufragio universal y elegir a sus propio gobierno", finalizó.
Las protestas inéditas en la región, con acciones casi diarias, terminaron a veces en altercados, en los que activistas radicales lanzaron ladrillos y cócteles molotov y la policía que hizo uso de gases lacrimógenos y cañones de agua.