WASHINGTON. Un Estados Unidos ultrapolarizado inició ayer la cuenta regresiva para la elección presidencial de 2020, en donde Donald Trump apuesta por sus seguidores para alcanzar un segundo mandato y superar la investigación de destitución que lo asecha
Los opositores demócratas se han embarcado en este peligroso camino, a riesgo de eclipsar los debates en sus primarias con un número récord de contendientes y sin grandes favoritos.
"Nunca hemos tenido tanto apoyo como ahora", dijo Trump con mirada severa y rodeado de una marea de gorras rojas, al rechazar la idea de que el procedimiento de destitución podría privarlo de un segundo mandato, y reconoció que su tono -ya de por sí combativo- se volvió aún más enérgico desde que se inició la investigación en el Congreso, y comparó ayer el clima de sus mítines de campaña con una competencia de violentas luchas de artes marciales, a la que asistió el día anterior.
Y en este escenario, el funcionario estadounidense cuyo reporte de una denuncia de irregularidades condujo a la investigación de juicio político contra el presidente estadounidense ofreció comunicarse directamente con los republicanos, dijeron sus abogados.
La acción fue en respuesta a los esfuerzos republicanos, liderados por Trump, para desenmascarar al denunciante, un miembro de la comunidad de inteligencia de Estados Unidos cuya identidad no ha sido revelada, dijo el abogado Mark Zaid.
Los republicanos "han tratado de exponer la identidad de nuestro cliente que podría poner en peligro su seguridad y la de su familia", escribió Zaid en Twitter.
La noticia de la oferta se produjo cuando Trump pidió al denunciante que se presentara, en una clara desviación de las normas en tales casos.
"El denunciante debería ser revelado, porque dio una historia falsa", dijo Trump en la Casa Blanca, mientras lo llamaba un "tipo de Obama" y un "fraude".