BOGOTÁ. De mayoría indígena, despoblado y pobre, el Amazonas de Colombia sufre en silencio, en lo profundo de la selva, con la pandemia. Su vecindad con Brasil, el mayor foco del virus en Latinoamérica, abrió un corredor de contagio que minó más su precario sistema de salud.
Ubicado en la punta sur de Colombia, Amazonas tiene una tasa de 30 casos de covid-19 por cada 10 mil habitantes, la peor del país, seguida de Bogotá (4). Los expertos alertan de subregistro por falta de pruebas. No hay laboratorios para procesar tests, ni conexión vial con el resto de Colombia. Enfermos graves y pruebas deben salir en avión.
El 58% de la población de la región es originaria y está en "riesgo de extinción" ante la pandemia, denunció la Organización Nacional Indígena de Colombia.
"Aquí no hay agua potable, el sistema de salud es muy precario (...) si el virus se extiende en los territorios las muertes serían inimaginables", dijo Arley Cañas, del pueblo Inga del resguardo Uitiboc.
VECINO EN LLAMAS
Colombia cerró sus fronteras terrestres el 16 de marzo y apostó por el aislamiento; Brasil, con más de siete mil muertes y 100 mil contagios, la política es diferente.
El mandatario Jair Bolsonaro minimiza la gravedad del contagio y se opone al confinamiento, alegando que las consecuencias económicas serán peores. Manaos, capital del estado Amazonas de Brasil, al que pertenece Tabatinga, registra la mayor tasa de mortalidad de las 27 capitales estatales y vive un caos sanitario.
En medio de la crisis, la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica lanzó una alerta para proteger a los nativos de nueve países que comparten la mayor selva tropical.