El jefe de la diplomacia de Estados Unidos, Mike Pompeo, confirmó el miércoles contactos con México y Noruega para analizar el futuro del asediado presidente venezolano Nicolás Maduro, cuyo mandato es considerado ilegítimo por Washington y más de medio centenar de países.
En una audiencia en el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, Pompeo pareció señalar que se estaban llevando a cabo conversaciones para encontrar un camino para que Maduro se vaya al exilio.
El legislador cubano-estadounidense Albio Sires, un demócrata que representa al estado de Nueva Jersey, le preguntó a Pompeo si había hablado con México y Noruega, que se han ofrecido a negociar el fin de la crisis venezolana, para encontrar una manera de sacar a Maduro del país.
"Sí, personalmente he estado en conversaciones con esos dos gobiernos", respondió Pompeo, sin dar más detalles.
Estados Unidos lidera la presión internacional para propiciar la salida de Maduro, cuya reelección considera fraudulenta, y reconoce en cambio a Juan Guaidó, quien como jefe parlamentario invocó el 23 de enero la Constitución para declararse presidente encargado con el objetivo de organizar nuevos comicios.
Pompeo reiteró que Estados Unidos descarta dialogar con Maduro como forma de superar el impasse político.
"Debo decir que no hay pruebas de que valga la pena hablar con Maduro en este momento. Le llegó la hora, se le acabó el tiempo, es hora de que se vaya", dijo.
Washington coincide con Guaidó en que la única solución para "restaurar la democracia" en Venezuela es el "cese de la usurpación" por parte de Maduro y la instalación de un gobierno de transición para celebrar elecciones "libres y justas".
Pero la caída de Maduro no ha sido todo lo rápido que parecía inicialmente e integrantes del Grupo de Lima, el bloque de 13 países latinoamericanos y Canadá que hasta ahora han coincidido con Estados Unidos, parecen estar considerando otras opciones.
Chile anunció el martes que busca ser el "puente" para una solución pacífica en Venezuela y para eso se reunirá el jueves en Quito con el Grupo de Contacto Internacional sobre Venezuela (GCI), creado en febrero a instancias de la Unión Europea (UE).
"La idea es buscar espacios de convergencia", dijo el canciller Roberto Ampuero.
El GCI se lanzó el 7 de febrero en Montevideo, con un plazo de 90 días para intentar lograr una salida pacífica a la crisis política en Venezuela.
Está conformado por la UE y ocho países europeos (Alemania, España, Francia, Holanda, Italia, Portugal, Reino Unido y Suecia), además de Bolivia, Costa Rica, Ecuador y Uruguay.