Manifestantes de los "chalecos amarillos" mantenían varias carreteras de Francia bloqueadas el sábado, en una jornada en que grupos antigubernamentales se reunieron en los centros de las ciudades, pero las protestas fueron más tranquilas que en semanas previas.
Motivadas por la ira debido a lo que ven como una reducción de los ingresos familiares, el movimiento ha sacudido a la presidencia de Emmanuel Macron y ha golpeado a minoristas y otros negocios después de que las protestas espontáneas contra un impuesto a los combustibles dieron paso a disturbios a comienzos de diciembre.
La participación disminuyó
La participación parecía haber disminuido en la mañana del séptimo sábado de manifestaciones, incluso en París, donde grupos pequeños y dispares de personas que usaban los vistosos chalecos gritaban "¡renuncia, Macron!" mientras caminaban hacia el centro.
Aún no estaban disponibles las estimaciones oficiales sobre el tamaño de la manifestación.
Violentos enfrentamientos
Otros se reunieron en el oeste de la capital, cerca de las oficinas del canal de noticias BFM TV, o en la Avenida de los Campos Elíseos, donde se encuentran boutiques que a comienzos de mes fueron se llevaron la peor parte de los saqueos en el momento álgido de los violentos enfrentamientos.
Las principales tiendas, incluidas algunas que cerraron con protecciones de madera durante los últimos fines de semana, abrieron sus puertas a turistas y compradores.
En la sureña Marsella, unos 900 "chalecos amarillos" -nombre derivado de las prendas que los conductores deben llevar en sus automóviles en caso de emergencia- marcharon por la ciudad, mientras que otros 900 se manifestaron en Burdeos por la tarde, dijo la policía local.
Protestas se extenderían hasta enero
Los manifestantes también planeaban reunirse en Toulouse, y se bloquearon varios peajes de autopistas y carreteras en toda Francia, dijo el operador Vinci.
Las protestas se extenderían hasta enero a pesar de los esfuerzos del Gobierno de Macron por calmarlas, entre los que se incluyen el retiro de un planificado aumento del impuesto a los combustibles y señales de que subirá los sueldos de los trabajadores más pobres.