MOSCÚ. Drones enemigos continuaron golpeando objetivos militares en territorio ruso, ataques de los que Moscú acusa directamente a Kiev, que intentaría frenar así la campaña de bombardeos masivos contra su infraestructura civil.
"La línea de continuidad de esos ataques terroristas, abiertamente declarada por el régimen ucraniano, es un factor de peligro. Por supuesto, lo tenemos en cuenta y tomamos las medidas pertinentes", afirmó Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin.
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El primer objetivo el martes fue un aeródromo situado en la región de Kursk, que tiene frontera con Ucrania y donde rige desde hace meses un alto nivel de amenaza terrorista, según su gobernador, Román Starovoit.
"Como resultado del ataque con dron se incendió el tanque de almacenamiento de petróleo del aeródromo", escribió Starovoit en Telegram. Dos drones también alcanzaron durante la madrugada depósitos de combustible situados a escasos metros de una fábrica en la región de Briansk, también vecina de Ucrania.
Drones enemigos, operados desde Ucrania, según el diario The New York Times, atacaron el lunes dos aeródromos en las regiones de Sarátov y Riazan, donde murieron tres militares y otros cuatro resultaron heridos.
La base aérea Engels es sede de la flota rusa de bombarderos estratégicos gigantes, y Ryazan está a unas horas en coche de Moscú.
Según los expertos, estos ataques, que incluirían en algunos casos la incursión de grupos de sabotaje ucranianos en territorio ruso, fueron los más atrevidos y los más profundos en territorio ruso perpetrados por el Ejército ucraniano desde el inicio de los combates en febrero.
Con esto, Ucrania demostró una aparente nueva capacidad para penetrar cientos de kilómetros en el espacio aéreo ruso.
"Si Rusia evalúa que los incidentes fueron ataques deliberados, probablemente los considerará como algunos de los fallos de protección de fuerzas estratégicamente más significativos desde su invasión a Ucrania", dijo el ministerio de Defensa británico.
Los ataques han disparado las críticas de los expertos y blogueros militares rusos por la falta de previsión de las autoridades.
Kiev no ha asumido la responsabilidad de las operaciones, pero en octubre la industria de defensa ucraniana admitió que estaba fabricando un dron con más de mil kilómetros de alcance. En Washington, el Departamento de Estado afirmó que Estados Unidos "no alienta" a Ucrania a “atacar más allá de sus fronteras”.
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