Tres policías murieron el viernes en un atentado con cilindros de gas cargados de explosivos contra una estación policial en Santander de Quilichao, que las autoridades atribuyeron a disidentes de las FARC que operan en ese municipio enclavado en una conflictiva zona del suroeste de Colombia.
"Condenamos el cobarde atentado terrorista en Santander de Quilichao que deja a tres de nuestros policías muertos", dijo el presidente Iván Duque en Twitter.
Las autoridades subieron el número de heridos de siete a diez, entre ellos tres civiles que viven en viviendas aledañas a la estación.
Dos de los uniformados heridos están graves, dijo a AFP el secretario de gobierno municipal, Jaime Asprilla.
El ataque ocurrió alrededor de las 21H00 locales (02H00 GMT del sábado) y no guarda relación con las protestas que sacuden desde el jueves el gobierno de Duque, explicó el funcionario.
"Es un atentado de grupos organizados que manejan recursos y que tienen que ver con el tema de la droga" en el convulso departamento del Cauca, del que Santander de Quilichao hace parte, agregó.
La policía atribuyó en un comunicado el ataque a disidentes de las FARC, que no se acogieron al acuerdo de paz de 2016 que desarmó al grueso de la que fue la guerrilla más poderosa de América y operan sin mando unificado.
Asprilla aseguró que la alcaldía decretó toque de queda hasta la madrugada de este sábado para garantizar el orden público y la seguridad de los habitantes. Previamente dijo que iría hasta el domingo.
Disidentes de la exguerrilla FARC, rebeldes del ELN y bandas narco de origen paramilitar se disputan el control territorial del Cauca, que tiene miles de hectáreas sembradas de narcocultivos y es una salida estratégica de droga por el Pacífico con rumbo a Estados Unidos.
Esa región, con fuerte presencia indígena y negra, ha sido epicentro reciente de asesinatos selectivos contra líderes sociales, guardias indígenas y activistas.
A finales de octubre y principios de noviembre se presentaron dos matanzas y otros asesinatos más, que dejaron un saldo de 16 asesinados, la mayoría indígenas, según la Defensoría del Pueblo.
En lo corrido del año la oficina en Colombia de la Alta Comisionada de la ONU ha documentado al menos 52 asesinatos en territorio de los indígenas nasa, en el norte de la región.
El gobierno de Duque respondió a la ola de violencia con el anuncio de despliegue de 2 mil 500 militares de élite para combatir a las disidencias, señaladas entonces de los homicidios.
Duque relaciona la violencia en el Cauca con el narcotráfico y "el crecimiento exponencial" de narcocultivos de los últimos años, que alcanzaron 169.000 hectáreas en 2018, según la ONU.
Tras décadas de persecución a las drogas, Colombia sigue siendo el principal productor de cocaína y Estados Unidos, su mayor consumidor.