"Volveré por justicia, pueden contar con ello", fueron las últimas palabras del mexicano Rubén Ramírez Cárdenas, ejecutado este miércoles por la noche por el secuestro, violación y asesinato en 1997 de su prima Mayra Laguna, de 16 años.
A Cárdenas, nacido en Guanajuato hace 47 años, lo declararon muerto a las 22:26 horas tras recibir una inyección letal en la prisión de Huntsville, Texas.
"No puedo ni quiero disculparme por un crimen que cometió otro, pero volveré a por justicia", escribió el mexicano en una carta, cuya imagen fue difundida en redes sociales.
En el texto, Rubén agradece a su familia por creer en él y acompañarlo hasta el final.
"Los amo a todos muchísimo. Y sé que ustedes también me aman. La vida continúa."
Además agradeció a los funcionarios del Consulado mexicano por su intento de ayudarlo a salir.
Tras la ejecución, la familia de Mayra Laguna de igual forma emitió una misiva, en donde afirman que después de 21 años de espera la justicia ha llegado.
"Las palabras no pueden describir el alivio que se siente saber que hay paz verdadera después de mucho dolor", dijo Roxana, hermana de la víctima.
Ramírez Cardenas fue condenado a muerte en 1998 por el secuestro, violación y asesinato de Laguna el 22 de febrero de 1997 en McAllen, ciudad del sur de Texas fronteriza con la mexicana Reynosa.
Un jurado consideró probado que él y su cómplice, Tony Castillo, entraron a la casa de la víctima por la ventana de la habitación, se la llevaron, la violaron, la estrangularon hasta que murió y abandonaron el cuerpo en un canal de la localidad de Edinburg, vecina a McAllen.
Ramírez Cárdenas confesó el crimen a las autoridades y, entre él y Castillo, condujeron a los investigadores hasta el cuerpo de Laguna, pero su abogada, Maurie Levin, sostenía que la confesión se obtuvo bajo coacción y que el reo era inocente.
Por ello, Levin pidió hasta el último momento que se realizaran nuevas pruebas de ADN a las uñas de la víctima, pero los tribunales estadounidenses consideraron la petición una maniobra dilatoria de la defensa con la que, además, el mexicano no quedaría exculpado.
La ejecución de Ramírez Cárdenas captó el interés internacional, y tanto el Gobierno de México como las Naciones Unidas y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) presionaron a Texas para que la suspendiera invocando una supuesta falta de garantías en su proceso judicial.
Cárdenas fue el séptimo preso ejecutado este año en Texas y el número 23 en todo el país.
Con información de EFE y The Texas Tribune