Puebla.- Las cicatrices aún no se borran y la ausencia de tres dedos en la mano izquierda de Julián González Báez dan cuenta de lo que sucedió el 14 de septiembre de 1968, cuando junto con otros cuatro compañeros de trabajo de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla fueron brutalmente golpeados por los habitantes de San Miguel Canoa al ser llamados promotores del comunismo.
Julián es uno de los tres sobrevivientes de lo que podría llamarse el primer linchamiento en Puebla. Cumplirá este 22 de noviembre 76 años de edad con una insólita historia que narra continuamente a sus 14 nietos y 13 bisnietos.
Desde su amoroso y familiar hogar y rodeado de los suyos, relata a El Sol de Puebla sus sentimientos y qué pasó en 1968 en la región de La Malinche cuando, señalados falsamente de ideólogos comunistas, casi muere frente a una muchedumbre armada de palos, piedras y machetes.
ESPOSA RECIBE RESTOS
Pilar Flores, esposa de Julián, recibió una llamada la madrugada del 15 de septiembre de ese año, en la que le informaron que su marido estaba gravemente herido y que se dirigiera al hospital.
Ningún médico le informó de lo sucedido y en una bolsa le dejaron tres dedos de su esposo.
“Yo me quería desmayar cuando vi en una bolsa sus dedos. Pensé que en La Malinche se había caído. Cuando tuve la oportunidad de verlo toda su espalda estaba morada y ya me contaron que estuvo a punto de ser asesinado por el pueblo. Fue terrible”, dice.
En las radiografías proporcionadas se documentaron varias heridas en la cabeza, además de lesiones en los riñones; sufrió largo tiempo fuertes dolores musculares.
De la pérdida de los dedos de su mano Julián González afirma que no recuerda cómo sucedió; no sintió dolor porque estaba casi inconsciente.
El extrabajador de la BUAP dijo que los linchamientos que persisten en la entidad se mantienen en el contexto del 68: hay ignorancia por parte de las comunidades.